La aplicación de la nanotecnología le permitió a un grupo interdisciplinario de científicos diseñar un prototipo de dispositivo que mide la glucosa en sangre con mayor sensibilidad y precisión.
Guillermo Meliseo (Agencia CTyS).- Un nuevo dispositivo capaz de medir el azúcar en sangre está siendo diseñado por un grupo de investigadores del CONICET de la mano del Dr. Omar Azzaroni, Químico especializado en Materia blanda, quién recientemente fue galardonado con el Premio Houssay a la trayectoria por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
En diálogo con la Agencia CTyS, el especialista comenta que “la idea de pensar en un sensor de glucosa surgió a partir de la creación de una Plataforma Tecnológica, aprobada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, cuya finalidad es desarrollar instrumental para detectar distintos tipos de enfermedades, como glucosa y lactato en sangre”.
Para medir el grado de azúcar en el organismo se suelen utilizar dos sustancias, “una enzima que oxida a la glucosa y la otra sustancia, llamada mediador, se encarga de oxidar a la enzima y a su vez es oxidada por una superficie llamada electrodo”, explica el especialista. Lo novedoso del proyecto es la incorporación de la nanotecnología para la optimización de los resultados.
“Incorporando en el sistema nanopartículas de oro, es decir, pelotitas muy chiquitas de 10 nanómetros de diámetro, se puede mejorar notablemente la respuesta del instrumento. De esta manera, se pueden obtener corrientes mucho más grandes y eso es lo que permitiría tener un ensayo más sensible y miniaturizar aun más el aparato”, detalla Fernando Battaglini, doctor en Química y coordinador general del grupo de investigación.
La mayoría de los sensores de glucosa que existen en el mercado son importados o los insumos para su fabricación provienen de países extranjeros o son de muy alto costo. El proyecto de Azzaroni y su grupo de trabajo consiste en desarrollar el dispositivo en el país, ya que el material del sensado está conformado por lo que se llama “Materia blanda”, área en la que trabaja el investigador.
Estos materiales blandos son sistemas que no se los pueden definir como líquidos, sólidos o gaseosos. “Por ejemplo, si a la manteca se la derrite es líquida, pero si se conserva en la heladera, su estructura es sólida. Algo similar ocurre con la espuma de afeitar, los materiales biológicos (como las proteínas), la leche, una solución de detergente, etc. La materia blanda son sistemas que se enmarcan en ese claro oscuro”, explica el experto.
Si bien las pruebas fueron hechas a escala piloto, el CONICET tiene pensado tramitar la patente del producto y la idea a futuro sería transferir el conocimiento a una empresa para que pueda comercializar el sistema. “Estamos negociando con una Pyme local para que desarrolle el proyecto a escala comercial”, adelanta Azzaroni.
Este trabajo es un esfuerzo que se realiza de forma interdisciplinaria, es decir, con la colaboración de otras áreas de estudio. Mientras que los investigadores se encargan de la molécula de glucosa y que su reconocimiento desprenda electrones, ingenieros trabajan para que los electrones viajen por un circuito determinado para que aparezcan en un LED, y así precisar en forma numérica la concentración de azúcar en sangre. CTyS
martes, 22 de octubre de 2013
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