Aunque no se sabe si habremos salido aleccionados de la crisis financiera global que comenzó en 2008, lo que es seguro es que somos cada vez más viejos.
Los gobiernos de muchos países desarrollados han perdido mucho tiempo en lugar de abordar un problema inexorable: el sobrecoste que supone para las finanzas públicas el envejecimiento de la población. Este fenómeno es especialmente acusado en Europa, dada su grave crisis fiscal.
El futuro para muchos países está en un descenso de la población activa, a medida que sus ciudadanos van envejeciendo. De media, el porcentaje de población de 65 años o más, dividido por el de ciudadanos de edades comprendidas entre los 15 y los 64 años, aumentará hasta el 34% para 2050 frente al 14,2% registrado en 2012 en los países miembros de la OCDE, según la agencia Fitch. Japón destaca frente al resto de países, dado que en 2010 ya alcanzaba el 35,5% y, para 2050, podría llegar al 69,6%.
La crisis ha afectado a la situación financiera de muchos países, sobre todo de Europa. En 2009, la Comisión Europea pronosticó que el gasto relacionado con el envejecimiento de la población alcanzaría el 25% del PIB de la UE en 2033. De hecho, ese nivel se alcanzó en 2010, debido a la severa recesión.
Dado que las previsiones de crecimiento son menores, la carga del gasto dedicado a la población mayor será superior. El gasto vinculado a la edad de los gobiernos de la UE como porcentaje del PIB podría incrementarse 5,1 puntos para 2050, según Fitch, frente a los 4,3 puntos de 2006.
No obstante, la noticia no es tan negativa. La crisis fiscal de Europa está obligando a algunos países a abordar este problema. De hecho, Portugal, Italia y Grecia han neutralizado el impacto del envejecimiento a largo plazo, según Fitch. En Portugal, según las previsiones de 2003, el gasto de la población envejecida alcanzaría 9,7 puntos porcentuales del PIB para 2050; ahora, en cambio, la cifra se sitúa en solo 0,2 puntos.
Estas previsiones a largo plazo han de elaborarse con sumo cuidado, dado que son muy sensibles a pequeños cambios. No obstante, hay un mensaje que está claro: sin cambios políticos, la actual crisis fiscal es la antesala de una crisis más grave y duradera. Los inversores tendrán que tomar nota de cuáles son los gobiernos que están tomando medidas y cuáles no. (expansión.com)
Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal Europe Europe's Accelerated Aging Problem
martes, 22 de enero de 2013
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