Víctor Rolando Gallo, jefe del servicio de Nutrición del Hospital del Niño Jesús y vicepresidente de la Sociedad de Obesidad de Tucumán. Al igual que los adultos, durante el verano los niños deben comer alimentos que contengan más agua y pocas calorías.
Tal cual recomienda la OMS, hasta los 2 años hay que darles el pecho (los primeros seis meses en forma exclusiva). Si la temperatura es mayor a 35°C, ofrecerles entre 50 y 100 ml de agua potable al día (la leche ya contiene agua).
A los seis meses el niño está en condiciones de recibir alimentación extra láctea. Comenzar reemplazando la leche del almuerzo con puré de zapallo, zanahoria o papa, polenta, arroz cocido hecho pasta (hasta que el grano se rompa), manzana rallada, banana pisada, yogur.
A los siete meses se puede agregarle la harina de trigo (fideos o sémola) y todo tipo de verduras, frutas y carnes, queso, huevo, flan y postres.
A los nueve meses puede comer de todo, menos miel porque puede transmitir botulismo.
Evitar las golosinas y bebidas azucaradas. En raras excepciones que no pueda tomar leche de pecho, dale fórmulas infantiles de acuerdo con la edad.
A los 2 años podés introducir en su dieta la leche de vaca semidescremada.
Platos de cinco colores
Tratar que los platos de verduras y de frutas reúnan cinco colores al día porque así te asegurás de que ingiera los minerales necesarios cuando hace calor. Los jugos de frutas deben ser consumidos en el momento , ya que con el tiempo pierden las propiedades nutritivas.
Un niño de más de 2 años necesita consumir dos litros de líquido, que incluye agua, leche, frutas y verduras. Elegir alimentos frescos en forma de ensaladas. Evitá los dulces. Diariamente tienen que consumir poca carne: no más de 100 gramos (el tamaño de una hamburguesa).
"En esta época hay que tener cuidado con el pescado: debe ser fresco o enlatado al natural", recomendó Gallo
La Gaceta
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