Ver es una actividad en la que se hace necesaria la conjunción de muchos y variados factores. Algunas veces, aunque la agudeza visual es correcta, hay sensación de que la visión no es confortable, sobre todo, en distancias cortas. En ciertos casos es debido a fatiga visual o astenopía. A pesar de que este término significa "visión escasa", no se refiere a la disminución de la función visual, sino a las molestias causadas por un esfuerzo voluntario del aparato visual para acomodar y ajustar la vista.
Según la Sociedad Ergoftalmológica Española, los síntomas más habituales de la astenopía son: malestar ocular con tensión ocular, visión borrosa, sensación esporádica de diplopía (visión doble), sensación de cansancio ocular y pesadez en los ojos; enrojecimiento ocular, escozor y aumento de la secreción de lágrimas; disminución de la agudeza visual y percepción borrosa de los objetos; y dolor de cabeza.
Este efecto de cansancio ocular o incomodidad visual es corriente en personas que realizan su trabajo a corta distancia y durante periodos de tiempo prolongados, es decir, que someten el órgano de la vista a una situación de estrés continuo. El esfuerzo ocular que hay que hacer para conseguir una visión adecuada mantenida hace que la persona tenga la sensación de que mengua su agudeza visual, aunque sea de manera transitoria.
Seis consejos para reducir el estrés visual
Con el objetivo de disminuir el estrés visual en el área de trabajo, los especialistas recomiendan tener en cuenta una serie de pautas ergonómicas:
La silla debe tener un respaldo adecuado que facilite sentarse en una postura equilibrada. Es importante que pueda regularse la altura del asiento y la alineación del respaldo. La espalda debe estar recta, con los pies apoyados sobre un soporte y con una posición del tórax que permita respiraciones profundas.
La inclinación de la superficie de trabajo debe ser unos 25 grados a partir de la superficie horizontal, para reducir la tensión sobre la cabeza, hombros, cuello y ojos.
Cuando se trabaje "de cerca", debe realizarse a la distancia de Harmon (el codo ha de estar en el escritorio y los nudillos, en la barbilla) con una pequeña inclinación de la cabeza hacia abajo. Suele ser de 40 centímetros. Es esencial ser conscientes para no reducir esta separación.
Tan importante es una adecuada iluminación general (preferible que sea natural) como una centrada en el área de trabajo, que debe ser por lo menos tres veces más intensa que la de fondo. Esta luz directa debe entrar por el lado opuesto a la mano que se utilice para evitar sombras. Hay que tener cuidado con los reflejos y contrastes del mobiliario que provocan que se tomen posturas incorrectas para sortearlos.
Un buen agarre del bolígrafo o lápiz evita tenerse que ladear o acercar en exceso al área de trabajo: debe cogerse a 2,5 centímetros desde la punta, y usar el índice y pulgar para sostenerlo y el medio solo como apoyo.
Hacer descansos para enfocar la vista a distancia. Es idóneo tomarse un minuto por cada 15 para ayudar a disminuir la fatiga ocular. Durante este tiempo se puede aprovechar para mirar por la ventana. A veces, en determinadas profesiones, los especialistas prescriben lentes para la realización de tareas de cerca.
Estrés visual en niños
Los niños también sufren estrés visual. Martina Abel, óptica-optometrista especialista en la terapia visual dentro del ámbito educativo, explica que, "a pesar de que la mayoría de las funciones visuales (acomodación, convergencia y motilidad ocular) son como las de los adultos, la percepción visual no madura hasta los siete años, y es a partir de entonces cuando el sistema visual está preparado para gestionar las demandas visuales. Sin embargo, el programa educativo vigente obliga a los menores a forzar la vista antes de que esté totalmente desarrollada".
Así, a los pequeños se les presiona para que adelanten aprendizajes. Según un estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), los cinco años es una edad demasiado temprana para enseñar a leer. En otras palabras, los niños, igual que sucede con los adolescentes y los adultos, cada vez están más obligados a forzar la vista con el uso frecuente de pantallas de distinto tamaño (ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, etc.).
No poder estudiar por dolor de cabeza, no poder terminar un trabajo por lagrimeo constante e, incluso, no comprender las instrucciones escritas de un problema de matemáticas son algunas de las excusas que pueden poner en alerta a los progenitores. En los escolares es importante, además:
Fomentar la actividad al aire libre que, no solo lucha contra el sedentarismo, sino que fuerza a fijar la vista de lejos, que ayuda a la reducción de la fatiga visual.
Limitar el uso de la televisión a menos de dos horas al día, sentarse a más de dos metros de la pantalla y verla con la luz encendida. Es fundamental corregir la postura del niño y enseñarle a desviar, de vez en cuando, la mirada. También habría que restringir el uso de videojuegos y ordenador.
De hecho, los resultados del estudio IDEFICS, realizado en más de 16.000 niños de ocho países europeos y con edades comprendidas entre los dos y los nueve años, demostraban que uno de cada cinco menores europeos sufre exceso de peso, con una mayor prevalencia en los países del sur de Europa, como España. Entre los hábitos nocivos más arraigados están un insuficiente ejercicio físico (menos de 60 minutos diarios de ejercicio físico de moderado a intenso) y un exceso de horas delante de una pantalla (más de 14 horas a la semana). Fuente: Eroski Consumer
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