Londres, 4 feb (PL) La sensibilidad al dolor se altera por el entorno y el estilo de vida de una persona a lo largo de su existencia, publicó hoy la revista especializada Nature Communications.
El estudio evalúa la tolerancia ante el dolor que presentan gemelos que comparten el 100 por ciento de sus genes y por tanto, cualquier diferencia entre ellos se debe a su entorno o a los cambios epigenéticos.
La epigenética es el conjunto de factores que no afectan a la secuencia de ADN, pero sí varían su expresión.
Esta investigación determinó los umbrales de sufrimiento de los participantes mediante un experimento donde se le colocó a 25 pares de gemelos una sonda de calor en el brazo.
Una vez identificados los niveles de sensibilidad al dolor, los expertos usaron la secuenciación del ADN, examinaron más de cinco millones de marcas epigenéticas en todo el genoma y los compararon con otros 50 individuos no relacionados para confirmar sus resultados.
Los especialistas encontraron grandes diferencias entre las personas y muestran las modificaciones químicas dentro de los nueve genes implicados en la sensibilidad al dolor los cuales eran diferentes en uno de los gemelos, pero no en su hermano idéntico, asegura el estudio.
Gracias a estos resultados, los científicos opinan que un mayor estudio de la epigenética podría conducir a nuevos tratamientos dirigidos a aliviar el dolor al apagar estos genes implicados.
El dolor es un problema mundial y algunos como el neuropático (que afecta el sistema somatosensorial) son muy resistentes al tratamiento con fármacos analgésicos habituales.
Sobre el tema, otras investigaciones ya han señalado que los individuos más sensibles al dolor de la vida cotidiana son más propensos a desarrollar dolor crónico.
El gremio científico que se dedica al estudio de este tema sostiene que el dolor crónico requiere tratamiento, sobre todo en las mujeres, quienes presentan una mayor incidencia en comparación con los hombres.
ls/idm
La epigenética es el conjunto de factores que no afectan a la secuencia de ADN, pero sí varían su expresión.
Esta investigación determinó los umbrales de sufrimiento de los participantes mediante un experimento donde se le colocó a 25 pares de gemelos una sonda de calor en el brazo.
Una vez identificados los niveles de sensibilidad al dolor, los expertos usaron la secuenciación del ADN, examinaron más de cinco millones de marcas epigenéticas en todo el genoma y los compararon con otros 50 individuos no relacionados para confirmar sus resultados.
Los especialistas encontraron grandes diferencias entre las personas y muestran las modificaciones químicas dentro de los nueve genes implicados en la sensibilidad al dolor los cuales eran diferentes en uno de los gemelos, pero no en su hermano idéntico, asegura el estudio.
Gracias a estos resultados, los científicos opinan que un mayor estudio de la epigenética podría conducir a nuevos tratamientos dirigidos a aliviar el dolor al apagar estos genes implicados.
El dolor es un problema mundial y algunos como el neuropático (que afecta el sistema somatosensorial) son muy resistentes al tratamiento con fármacos analgésicos habituales.
Sobre el tema, otras investigaciones ya han señalado que los individuos más sensibles al dolor de la vida cotidiana son más propensos a desarrollar dolor crónico.
El gremio científico que se dedica al estudio de este tema sostiene que el dolor crónico requiere tratamiento, sobre todo en las mujeres, quienes presentan una mayor incidencia en comparación con los hombres.
ls/idm
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