Carmen Aceves Velasco, investigadora del Instituto de Neurobiología. |
En la investigación, reconocida a escala internacional, hallaron que es un fuerte inhibidor del crecimiento de los tumores. ALEJANDRO MADRIGAL
México Investigadores del Instituto de Neurobiología (Inb) de la UNAM descubrieron nuevas propiedades en el yodo molecular, principalmente para el tratamiento del cáncer de mama, próstata y el neuroblastoma, una especie de cáncer infantil; un descubrimiento mexicano que ha sido reconocido a escala internacional.
La científica Carmen Aceves y su equipo descubrieron, con experimentos que comenzaron desde 2001, que el yodo molecular contenido en las algas marinas es un fuerte inhibidor del crecimiento de los tumores cancerígenos.
“Lo que hemos encontrado es que el yodo forma hormonas tiroideas y otros componentes que tienen una función que no estaba contemplada, que es el regular en las células cancerosas su ciclo celular y mantenerse en arresto”, explicó Aceves Velasco, secretaria técnica del Inb, en Juriquilla, Querétaro.
La misión del descubrimiento, de acuerdo con la investigadora, es detener la metástasis en pacientes invadidos y así evitar que otros organismos se contagien de cáncer: “Quiero dejar en claro que hay beneficios con el yodo, siguen siendo cancerígenas, pero ya no se reproducen”, aclaró la especialista.
De acuerdo con las investigaciones de los mexicanos, el yodo detiene el crecimiento anormal de la hiperplasia prostática.
El hallazgo del yodo molecular se encuentra en etapa de investigación; sin embargo, en cuatro años que lleva el estudio, cerca de 80 mujeres en tratamiento quimioterapia se inscribieron para realizar un tratamiento alternativo con yodo molecular y el resultado fue, principalmente, que los síntomas secundarios como náusea y diarrea desaparecieron.
“Las quimioterapias tienen muchos efectos secundarios: pierden peso, se cae el cabello, náuseas, tienen una serie de efectos secundarios que hacen que la quimio sea poco agradable y se tenga mucho miedo.
“Nuestros resultados dicen que el yodo sensibiliza esas células a la quimioterapia, entonces el tumor se hace pequeño más rápido y el yodo, como tiene otras propiedades antioxidantes, evita efectos secundarios grandes, ya no tienen tantas náuseas, disminuye la diarrea y nos indican que se sienten mucho mejor; entonces es un doble beneficio”, explicó Aceves.
De esta manera, los investigadores realizaron dos patentes del yodo molecular, llamadas Hiperpastía Prostática Benigna 2010 y Tumores Quimiorresistentes 2012, y actualmente están en negociación para que el sector salud, principalmente el Instituto Nacional de Cancerología, IMSS y el Issste, puedan brindar el yodo molecular como tratamiento preventivo, como lo es el ácido fólico que se les receta a las mujeres embarazadas para proteger al bebé contra un alto número de malformaciones congénitas.
El experimento comenzó con ratas a las que se les inyectaban células cancerígenas y posteriormente se les administró el yodo molecular y encontraron que se retrasaba la aparición de tumores y los que tenían, producto del cáncer, “se quedaban pequeñitos”, explicó.
El estudio nació con una investigación que realizó la doctora Aceves en la Universidad de California, en Berkeley, y lo trajo a México para desarrollarlo en la UNAM con un equipo mexicano y descubrieron que en Japón la incidencia de cáncer de mama y prostático es menor que en países como Estados Unidos y México; ellos determinaron que una de las dietas de esos países es el consumo de las algas marinas. (Milenio)
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