A medida que envejece, la mayoría de las personas desarrolla diverticulosis, que consiste en pequeñas bolsas que se forman en el revestimiento del colon. Más del cincuenta por ciento de las personas mayores de sesenta años de edad tienen ese inconveniente, pero las bolsas usualmente no les causan problemas. Ocasionalmente, las bolsas se inflaman, produciendo diverticulitis, lo que les provoca una infección y dolor en el abdomen. Los médicos usualmente tratan esta afección con antibióticos, o en casos más severos con cirugía.
Algunos de los pacientes siguen afirmando sentir dolor abdominal tras haber superado su ataque de diverticulitis, incluso bastante tiempo después. En general, los médicos han tendido a ver estas quejas como un pequeño residuo del dolor inicial, o como una manifestación psicosomática del estrés, o como un efecto causado por otros factores de importancia secundaria. Y por tanto su problema no ha sido abordado en toda su extensión.
Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), de Estados Unidos, les ha dado la razón a esos pacientes al identificar y describir una nueva forma del síndrome del intestino irritable, una forma que tiene lugar después de un ataque agudo de diverticulitis.
El síndrome del intestino irritable es una dolencia gastrointestinal causada por cambios en la conducta del tracto gastrointestinal. El síntoma más común es dolor abdominal, complementado con diarrea, estreñimiento, o ambos alternándose. El síndrome afecta a mucha gente en el mundo. Las estimaciones sobre el porcentaje de la población afectado varían entre el 3 y el 20 por ciento. En la mayoría de los casos, los afectados no acuden a un médico en busca de un diagnóstico para sus problemas, mayormente por no ser conscientes de que lo que padecen es una enfermedad específica. El síndrome afecta aproximadamente al doble de mujeres que de hombres.
El descubrimiento de la nueva variante de la dolencia, a la que se le ha dado el nombre de "síndrome del intestino irritable post-diverticulitis" (PDV-IBS por sus siglas en inglés), valida por tanto los síntomas propios del síndrome del intestino irritable que muchos pacientes afirman seguir sintiendo incluso bastante tiempo después de sufrir un ataque de diverticulitis, pero que los médicos no sabían situar en el contexto adecuado, tal como explica el Dr. Brennan Spiegel, profesor de medicina en la Escuela de Medicina David Geffen de la UCLA, y coautor de la nueva investigación.
Este hallazgo podría ayudar a lograr un mejor manejo de los síntomas y más alivio para los pacientes. "Si los médicos reconocen el problema, pueden tomar más seriamente los síntomas y tratarlos de manera activa, del mismo modo que tratan activamente el síndrome del colon irritable con varios nuevos fármacos disponibles en el mercado y pronto otros actualmente en desarrollo", argumenta el Dr. Spiegel.
El hallazgo, en definitiva, ayudará a dar un tratamiento más adecuado a estas personas que experimentan dolores recurrentes aún después de haber transcurrido mucho tiempo tras el ataque de diverticulitis. Pudiendo ahora los médicos reconocer este problema en toda su magnitud, estarán en condiciones de actuar con mayor eficacia para tratar los síntomas.
Lo descubierto en esta investigación refuerza la nueva idea de la enfermedad diverticular como una enfermedad crónica, y no meramente un problema de salud agudo pero ocasional. Todo apunta a que, lejos de ser un trastorno caracterizado por episodios aislados y ocasionales, la diverticulitis aguda podría ser una enfermedad crónica en algunos pacientes.
Para el estudio, se revisaron los registros médicos, archivados en un hospital de Los Ángeles, de más de un millar de pacientes, incluyendo los de pacientes que habían sufrido diverticulitis aguda y los de otro grupo de pacientes quienes no la habían padecido. Por lo demás, ambos grupos estaban en concordancia en cuanto a edad, sexo, y problemas de salud existentes. Se contó con un seguimiento de los pacientes que se extendió durante muchos años.
El nuevo estudio se ha presentado oficialmente a través de la revista académica Clinical Gastroenterology and Hepatology.
Fuente: NCYT
viernes, 4 de octubre de 2013
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