La propensión al alcoholismo y a la drogodependencia puede comenzar en el útero y estar relacionada con cuánta comida rica en grasas y en azúcar consumió la madre durante el embarazo, a juzgar por lo descubierto en experimentos con animales de laboratorio cuyos resultados han sido presentados en un congreso reciente de la Asociación Psicológica Estadounidense por Nicole Avena, investigadora del Instituto McKnight para el Cerebro, en la Universidad de Florida.
En comparación con las ratas cuyas madres fueron alimentadas con comida para roedores común, las ratas cuyas madres fueron alimentadas con dietas altas en azúcar o en grasa mientras estaban embarazadas, pesaban más al llegar a la adultez y bebían más alcohol.
Además, las ratas cuyas madres fueron alimentadas con dietas altas en azúcar mientras estaban embarazadas, tenían respuestas más fuertes a drogas comunes, tales como las anfetaminas.
Los experimentos se realizaron a través de tres estudios, cada uno de cerca de tres meses de duración, con tres o cuatro ratas hembra adultas y entre diez y doce crías para cada tipo de dieta.
Investigaciones previas con animales de laboratorio y con seres humanos ya mostraron que la sobrealimentación con alimentos sabrosos altera los sistemas de recompensa del cerebro, y que las dietas con cantidades excesivas de grasa y azúcar pueden estimular el apetito, aumentando la ingesta excesiva de comida, y también son capaces de promover conductas de tipo adictivo.
Los resultados obtenidos por Avena y sus colegas sugieren que incluso cuando las ratas están en el útero, la exposición a dietas ricas en grasa y azúcar seguidas por la madre puede, además de incrementar el peso corporal futuro de los hijos, generar en ellos tanto una mayor predisposición a beber alcohol como una mayor sensibilidad a diversas drogas. Fuente: NCYT
miércoles, 2 de octubre de 2013
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