Por el contrario, frutas, cereales, legumbres, frutos secos, pescado y verduras, alimentos propios de la dieta mediterránea, pueden reducir el riesgo entre un 40% y un 50%.
La comida basura no solo aumenta el peso de las personas, también afecta a su estado anímico. Por el contrario, las frutas cereales, legumbres y frutos secos, entre otros pueden reducir el riesgo entre un 40% y un 50%. Así al menos es lo que ratifica una nueva investigación realizada en España.
Y es que para los expertos, la obesidad mantiene una estrecha relación con la depresión ya que está demostrado que el exceso de peso se asocia con un mayor riesgo de sufrir cuadros depresivos y a su vez, éstos se relacionan con una mayor probabilidad de llegar a padecer obesidad.
“La dieta mediterránea podría tener un papel preponderante en la prevención de la depresión y abre una vía importante al conocimiento, con el objetivo de anticiparse a este grave problema de salud pública”, aseguró Miguel Ángel Martínez González, miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) que acaba de publicar un artículo en la revista médica BMC Medicine bajo el título Dieta, ¿una nueva forma de prevenir la depresión?.
En ese reciente estudio, reveló que la dieta mediterránea no llega solo a proteger de las enfermedades cardiovasculares y de algunos tipos de cáncer sino que además puede “reducir el riesgo de depresión entre un 40% y un 50%”. Asimismo, el experto señala que los alimentos clave para esta prevención son las frutas cereales, legumbres, frutos secos, pescado y verduras.
“Mientras que el consumo de ácidos grasos trans, la comida rápida y los productos de bollería industrial se asocian con un mayor riesgo de depresión, el de ácidos grasos omega3 (procedentes del pescado) y el de aceite de oliva, por ejemplo, muestra asociaciones inversas, influyendo en la estructura de las membranas de las células nerviosas y mejorando el funcionamiento de la serotonina, un neurotransmisor implicado en la depresión”, explicó.
De los 10.000 voluntarios que participaron en esta investigación, en aquellos que “más se ajustaron al modelo alimentario tradicional del sur de Europa la incidencia de depresión tras cuatro años de seguimiento resultó considerablemente menor que en el resto, lo que sin duda redundó en su felicidad”, explicó el experto.
El riesgo de padecer depresión es un 55% mayor en las personas obesas, mientras que el riesgo de obesidad aumenta un 58% entre quienes tienen depresión. El aumento de peso no es un trastorno psiquiátrico, sin embargo, muchos “de los episodios depresivos que sufren las personas con obesidad se deben al hecho de que estar obesos les deprime”.
Asimismo, destacan varios estudios indican que la incidencia de la obesidad es mayor en las clases más desfavorecidas porque comen menos carne y pescado, comen más grasas poco saludables y realizan menos deporte. “Mejorar la educación en los hábitos alimentarios es clave, ya que prevenir a tiempo es el mejor tratamiento”, concluyó.
jueves, 26 de septiembre de 2013
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