Fumar durante el embarazo trae repercusiones en la salud tanto para la madre como el bebé. Un estudio de la Universidad de Zaragoza con 1216 recién nacidos confirma que los nacidos de madres que fuman pesan y miden menos.
Un nuevo estudio realizado por iniciativa de la Universidad de Zaragoza, evalúa las diferencias en la composición corporal y la distribución proporcional de masa corporal entre los bebés nacidos de madres que tienen o que no han fumado durante el embarazo.
El estudio revela que los hijos de mujeres que no fumaron durante el embarazo pesan y miden más. Sus dimensiones corporales son también significativamente mayores en comparación con los hijos de madres que fumaban durante el embarazo. Pero, este no es el mismo que el indice de peso corporal (la relación entre la altura y el peso cúbico). De hecho, los resultados ponen de manifiesto que las madres que fuman durante el embarazo dan a luz a bebés que se encuentran entre 180 y 230 gramos más delgados que los hijos de madres que no fuman.
En otras palabras, esto constituye un promedio de 216 gramos. Por otra parte, pliegues subcutáneos, que muestran la cantidad de grasa, son más bajos en los niños nacidos de madres que fumaron. En este caso, sin embargo, las diferencias no eran tan grandes como el tamaño del cuerpo. Por el contrario, los autores del estudio no encontraran ninguna correlación entre las medidas antropométricas y el número de cigarrillos fumados por día durante el embarazo. “Dada la escasa bibliografía sobre el tema, hemos tenido que evaluar el impacto del tabaco en la composición corporal de los bebés nacidos de madres que fumaron durante el embarazo”, como se explica a SINC por Gerardo Rodríguez, autor principal del estudio. Para ello, los expertos analizaron los recién nacidos los bebés a término con una edad gestacional de al menos 37 semanas de 1216 madres de raza blanca (22,1% de los cuales fumaban un promedio de casi ocho cigarrillos al día) en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, en la Zaragoza.
Los hijos de aquellas madres que habían admitido que el consumo de alcohol o drogas ilegales durante el embarazo fueron excluidos del estudio.
“El consumo de tabaco durante el embarazo puede causar una reducción generalizada en la mayoría de los parámetros, como resultado de una disminución en el crecimiento fetal. Los bebés recién nacidos de madres que fumaron durante el embarazo son más pequeñas y tienen menos compartimentos de grasa subcutánea”, concluye Rodríguez. Cronología de los fumadores pasivos La primera indicación de las consecuencias para la salud de “fumadores pasivos” surgió a principios de la década de 1970 con la publicación de las obras que se verificó el riesgo de la inhalación de un “humo de tabaco ambiental” por un no fumador con problemas respiratorios o enfermedad relacionada con el corazón y por los niños cuyos padres eran fumadores. En 1981, el British Medical Journal publicó un estudio realizado por el epidemiólogo Hirayama, que por primera vez estableció que el fumador pasivo tiene un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Durante 14 años, Hirayama ha estudiado una muestra poblacional de mujeres no fumadoras que vivían con las familias de fumadores.
Durante los años siguientes, las obras se publicaron de que este relacionado con otras patologías. El humo ambiental del tabaco es una mezcla del humo exhalado por el fumador (corriente principal) y el humo del cigarrillo a través de la combustión espontánea (corriente secundaria). La corriente principal proviene de una combustión que tiene un mayor contenido de oxígeno que se filtra a través de la propia cigarrillo.
En la actualidad hay unanimidad en que “el tabaquismo pasivo” tiene efectos adversos sobre la salud. La comunidad científica no tiene ninguna duda de que en los adultos provoca un mayor riesgo de cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Medical Press
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