Valladolid. La adicción a las drogas de Paco y el trío de Castillos de cartón fueron hoy las protagonistas de la sección oficial del Festival de Cine de Valladolid en una jornada en la que también se presentó el documental peruano De ollas y sueños y La teoría del espiralismo, sobre la vida de cinco deportistas paraolímpicas españolas. En Paco, el director argentino Diego Rafecas relata el proceso de desintoxicación de Paco, el hijo de una senadora adicto al "paco", una droga elaborada a base de los restos de la cocaína.
El joven físico cuántico, interpretado por Tomás Fonsi, toca fondo tras hacer volar una de las "cocinas" en las que se fabrica la sustancia, lo que acarreará problemas no sólo personales a su madre, a la que pone cara Esther Goris. Para salvarle de la cárcel, la senadora decide internarle en una clínica que dirige Norma Aleandro.
El tercer largometraje de Rafecas, única representación latinoamericana en la sección oficial, nació de la "necesidad de una expresión íntima" del director, que a los 19 años pasó varios meses ingresado en una clínica para superar su problema con las drogas.
"Quería contar como se rehabilita alguien de una droga fuerte, como hay un callejón con salida y es posible pasar por la oscuridad más horrible y volver", explicó el cineasta porteño en Valladolid.
Rafecas señaló que cuando él vivió esa experiencia no existía el "paco", que en la actualidad "está destruyendo una clase social" en Argentina. "No hay estadísticas ni una política seria contra este problema", denunció el director que para preparar esta película estuvo muy en contacto con el colectivo Madres en lucha contra el paco.
También adición, pero de otro tipo, tienen los protagonistas de Castillos de cartón, Jose, Jaime y Marcos, tres estudiantes de arte que tras probar por primera vez un ménage à trois (trío) experimentan una intensa relación sentimental y sexual a tres bandas en la España de los 80.
Con esta cinta Salvador García Ruiz ha llevado al cine la novela homónima de la escritora española Almudena Grandes. El director español confesó en Valladolid los reparos que sintió en un primer momento ante una historia con "mucho sexo, muy explícito" y ambientada en una década que "nunca ha dejado de estar de moda".
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