(U24). No es que era de esperar, sino que lo estábamos esperando. Todos sabeos que, de alguna manera u otra, más tarde o mas temprano, la fantasía y la ciencia ficción del presente será la ciencia y tecnología del futuro.
Parece que la película del 2002, “Minority Report”, de Steven Spielberg y la actuaciòn de Tom Cruise, película ciencia ficción y suspenso que evocaba un mundo donde las computadoras podían leer la mente e incluso predecir el futuro, fantástica en el momento, se acerca mucho a la realidad.
Resulta que el pasado 31/01, un equipo de científicos de la Universidad de Berkeley, en California, dirigido por Robert Knight, programaron computadoras para decodificar las ondas cerebrales y reproducirlas con palabras. Cinco meses antes, otro grupo de científicos de Berkeley mostraron avances de películas a sus colegas y utilizaron computadoras para reproducir en colores lo que la gente veía.
Estos experimentos son un gran salto hacia adelante desde que en 2006 un científico francés fuese el primero en reproducir las imágenes de la mente humana en lo que parecía un crudo tablero de ajedrez en blanco y negro.
Las posibilidades que ahora se abren son infinitas: una persona con parálisis podría "hablar", doctores podrían acceder a los pensamientos de los pacientes en coma, se podrán revisar los sueños de la noche anterior en un iPhone, etc.
Sin duda algún día, los neurocientíficos serán capaces de espiar los constantes monólogos internos que se suceden en nuestras mentes, o podrán escuchar el discurso imaginario de un paciente con un derrame cerebral o con síndrome de enclaustramiento, un cuadro clínico radical por el que el afectado está despierto y consciente, pero no puede moverse ni hablar. El trabajo aparece publicado en la revista de acceso abierto PLoS Biology.
En concreto, los científicos fueron capaces de “entender” la actividad eléctrica en una región del sistema auditivo humano llamada circunvolución temporal superior (STG, por sus siglas en inglés). Al analizar el patrón de actividad de estas ondas, pudieron reconstruir las palabras que los voluntarios escuchaban en una conversación normal.
El hallazgo «es muy importante para los pacientes que tienen daños en los mecanismos del habla a causa de un accidente cerebrovascular o la enfermedad de “Lou Gehrig”, explica Robert Knight, profesor de Psicología y Neurociencia en Berkeley. “Si podemos llegar a reconstruir las conversaciones imaginadas a partir de la actividad del cerebro, miles de personas podrían beneficiarse”.
“La investigación se basa en los sonidos que una persona escucha realmente, pero para utilizar esto en un dispositivo -una máquina que nos traduzca los pensamientos-, estos principios deben aplicarse a alguien que está imaginando el habla”, advierte Brian N. Pasley, también investigador en Berkeley y principal autor del estudio. “Existen pruebas de que la percepción y la imaginación pueden ser muy similares en el cerebro. Si usted puede entender lo suficientemente bien la relación entre las grabaciones del cerebro y el sonido, podría sintetizar el sonido real que una persona está pensando, o simplemente escribir las palabras con algún tipo de dispositivo de interfaz”.
Pasley probó 2 métodos diferentes para adaptar los sonidos hablados al patrón de actividad en los electrodos. Los pacientes oían una sola palabra y Pasley utilizaba 2 modelos computacionales diferentes para predecir la palabra basándose en grabaciones de los electrodos. El mejor de los 2 métodos fue capaz de reproducir un sonido bastante cercano a la palabra original, hasta el punto de que el equipo podía adivinar correctamente la palabra mejor que el azar. El modelo computacional “puede reproducir el sonido del oído del paciente y reconocer la palabra, aunque no en un nivel perfecto”, dice Knight.
El objetivo final del estudio fue explorar cómo el cerebro humano codifica el habla y determinar qué aspectos del lenguaje son más importantes para la comprensión. “En algún momento, el cerebro tiene que extraer de fuera toda la información auditiva y mapearla en una palabra, ya que podemos entender el lenguaje y las palabras independientemente de cómo suenan”, indica Pasley. “La gran pregunta es, ¿cuál es la unidad más significativa de la palabra? ¿Una sílaba o un fonema?”.
La investigación supone un paso más en la lucha por poder ayudar a aquellos pacientes que no pueden comunicarse con el exterior, una hazaña increíble que no está exenta de implicaciones éticas.
Claro que también se presenta el lado oscuro que viene con toda tecnología: su mal uso. Un ejemplo podría ser la extracción involuntaria de información desde el cerebro. Esperemos quede fuera de manos de polìticos... y familiares.
A pesar de estos avances, Jack Gallant, el neurocientífico que dirigió el primer equipo de Berkeley, dice que la tecnología actual para descifrar la actividad cerebral sigue siendo "relativamente primitiva". El campo se ve limitado por la maquinaria utilizada que resulta tremendamente torpe para los fines que se buscan. Se depende de la resonancia magnética.
"Con el tiempo", dice Galán, "alguien va a inventar una máquina decodificadora que pueda utilizarse como sombrero". Pero eso podría demandar unos 30 años más.
Sin embargo, los recientes avances en Berkeley ofrecen algunas respuestas útiles para que los científicos pueden comenzar a desentrañar los secretos de la memoria y la conciencia. Aún queda mucho por hacer, pero el camino para leer la mente ya se ha abierto.
Por supuesto este estudio es sólo un pequeño paso. Pero también lo fueron, hace una década, los primeros trabajos sobre el control mental del movimiento. Hoy, muchos enfermos o accidentados pueden interactuar con computadoras y otros gadgets con sólo pensarlo. ”Pero ese trabajo, sin ser fácil, es relativamente simple en comparación con el de la reconstrucción del lenguaje”, recuerda Knight.
Lo que sí hace esta investigación es abrir un camino para que, en el futuro, las personas que por cualquier razón no puedan verbalizar sus pensamientos consigan comunicarse con los demás a través de las máquinas. Quien sabe si los enfermos en coma podrán algún día expresar lo que piensan.
La preocupación por el posible riesgo que abre la ciencia a la telepatía, de que se pueda leer la mente o lleguemos a un oscuro escenario dominado por el control mental habrá que dejarla por ahora para las películas y series de ciencia ficción.
Confiemos en que quedarà su uso limitado al aspectro mèdico... si, ya se, aùn sin maquina, sabemos lo que està pensando...
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