Jacqueline Erhart, Stephan Sponar, Prof. Yuji Hasegawa y Georg Sulyok. (Foto: TUW) |
(NCYT) Hasta ahora, esto era justificado a menudo con la idea de que cada medición inevitablemente perturba a la partícula cuántica, lo cual distorsiona los resultados de cualquier medición posterior.
Para medir con una gran precisiónla posición de una partícula , se tiene que usar luz con una longitud de onda muy corta (y por tanto de gran energía). Esto hace, por así decirlo, que la partícula sea empujada por la luz, o se transfiera el momento lineal a la partícula . Por tanto, argumentaba Heisenberg, es imposible medir con precisión tanto la posición como el momento lineal. Lo mismo se aplica a otros pares de magnitudes físicas. Heisenberg creía que en estos casos, un error en una medición conducía a una alteración inevitable de la otra medición. El producto del error y la alteración, afirmaba Heisenberg, no puede ser inferior a un cierto umbral.
Para medir con una gran precisión
Esto, sin embargo, ha resultado ser una simplificación excesiva, a juzgar por los resultados de un reciente estudio. Estos indican que el efecto de la medición en el sistema cuántico y la alteración resultante de la segunda medición no es la esencia del problema. Esas alteraciones también están presentes en la física clásica; no están necesariamente ligadas en exclusiva a la física cuántica. La incertidumbre radica en la naturaleza cuántica de la s partícula s. No se puede describir a la s partícula s cuánticas como objetos minúsculos, a modo de puntitos o bolitas, y dotados con velocidades bien definidas. En vez de eso, la s partícula s cuánticas se comportan como una onda, y no se puede definir con precisión al mismo tiempo la posición y el momento lineal de una onda.
Esto, sin embargo, ha resultado ser una simplificación excesiva, a juzgar por los resultados de un reciente estudio. Estos indican que el efecto de la medición en el sistema cuántico y la alteración resultante de la segunda medición no es la esencia del problema. Esas alteraciones también están presentes en la física clásica; no están necesariamente ligadas en exclusiva a la física cuántica. La incertidumbre radica en la naturaleza cuántica de la s partícula s. No se puede describir a la s partícula s cuánticas como objetos minúsculos, a modo de puntitos o bolitas, y dotados con velocidades bien definidas. En vez de eso, la s partícula s cuánticas se comportan como una onda, y no se puede definir con precisión al mismo tiempo la posición y el momento lineal de una onda.
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