Al menos un 20% de los pacientes en tratamiento refiere una clara disminución del deseo sexual y hasta un 45% asegura haber padecido algún trastorno sexual relacionado con la medicación en alguna ocasión.
“La salud sexual de los pacientes con migraña y otras cefaleas puede mejorar considerablemente, ya que estos problemas, una vez detectados, se pueden diagnosticar correctamente, y tienen tramiento eficaz”. Así lo asegura el Dr. David Ezpeleta Echávarri, vocal del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Esta entidad dedicó una jornada de su última reunión anual a analizar las relaciones entre la migraña, otras cefaleas y sus tratamientos con la actividad sexual, la salud sexual y la satisfacción de los pacientes con su vida sexual.
La mayoría de los trastornos fruto de la relación entre cefalea y sexualidad se pueden englobar en cuatro categorías: la aparición de cefaleas durante la actividad sexual; la reducción de la actividad sexual por discapacidad debida al dolor de cabeza; los efectos secundarios de índole sexual de algunos de los fármacos que las combaten, como disminución del deseo y disfunción eréctil; y la mayor representación de algunos trastornos de la esfera sexual en quien padece migraña, en comparación con quien no la padece.
En raras ocasiones, la actividad sexual por sí misma puede desencadenar dolor de cabeza sin que exista ninguna causa aparente que lo justifique. Según datos manejados por la SEN, este fenómeno es muy poco frecuente, pues apenas supone el 1% de los pacientes atendidos en las consultas neurológicas especializadas en cefaleas. Estas cefaleas primarias relacionadas con la actividad sexual afectan en el 80% de los casos a hombres. En un 75% de las ocasiones se trata de cefaleas orgásmicas, es decir, dolores de cabeza muy intensos y repentinos que ocurren justo durante el orgasmo, mientras que un 25% corresponden a cefaleas preorgásmicas, identificables por un dolor sordo en la cabeza y el cuello asociado a contracción de los músculos del cuello o la mandíbula, que se desarrolla gradualmente durante la actividad sexual y aumenta con la excitación.
Según explica el Dr. Francisco José Molina Martínez, vocal del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN, la duración media de estos tipos de cefalea oscila entre un minuto y tres horas, aunque puede quedar cierto dolor residual leve durante varias horas más. Ambos tipos de cefaleas pueden ir acompañados de otras manifestaciones como náuseas (25%), mareo (15%) u otros síntomas como taquicardia, calor o rubor facial.
Por otra parte, se ha comprobado que muchos de los fármacos habitualmente usados en migraña y otras cefaleas pueden afectan negativamente a la función sexual. Aspectos como la disminución de la libido, el retraso o la ausencia del orgasmo o incluso problemas de impotencia se han asociado con la utilización de ciertos medicamentos.
De acuerdo con un trabajo exploratorio que la SEN coordinó hace unos años, se estimó que al menos un 20% de los pacientes en tratamiento refería una clara disminución del deseo sexual y un 45% aseguraba haber padecido algún trastorno sexual relacionado con la medicación en alguna ocasión. “Por esa razón”, señala el Dr. Samuel Díaz Insa, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN, “es importante que aquellos pacientes que hayan experimentado algún problema de este tipo, lo consulten con su médico, ya que es posible cambiarles el tratamiento”.
“En teoría, es posible que una cefalea frecuente y mal controlada afecte a la función sexual, y viceversa, que una insatisfactoria vida sexual pueda ser uno de los factores que hagan que las cefaleas se cronifiquen. En este círculo vicioso probablemente esté implicada la depresión, asunto que todavía no se ha investigado y es fundamental para entender tales relaciones.”, concluye el Dr. David Ezpeleta.
Fuente: Jano.es
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