JANO.ES
La revista 'Nature' alerta de la necesidad de que la s autoridades sanitarias sometan a los dulces a un control simila r al que se ejerce sobre el tabaco o el alcohol.
'No fumo, no bebo y no consumo drogas, pero cada día siento la necesidad de tomar azúcar.' Aunque hasta ahora éste parecía el perfil de una persona sana, para Robert H. Lustig, Laura A. Schmidt y Cla ire D. Brindis, investigadores de la Universidad de California (EE UU), es el testimonio de un adicto. Los tres científicos publicaron a principios de febrero un artículo en la revista Nature que rela cionaba el consumo de azúcar con el aumento de enfermedades no transmisibles, como la obesidad o la diabetes.
En este trabajo, los autores afirman que los efectos de este aditivo pueden ser simila res a los provocados por ciertas sustancias adictivas, como el alcohol, por lo que solicitan que se prohíba la venta en los colegios y se establezca una edad mímina para su compra, como se hace con el tabaco.
Para Albert Lecube, investigador de la Unidad de Obesidad y Metabolismo del Hospital Vall d'Hebron, "equiparar el consumo de dulces al de sustancias adictivas parece excesivo". "En Estados Unidos", explica, "donde el consumo es mucho mayor y la obesidad afecta a uno de cada tres hombres y mujeres, tal vez la visión sea algo distinta".
El artículo de Lustig, Schmidt y Brindis, en efecto, subraya la necesidad de que la s autoridades de Estados Unidos pongan freno a la ingesta de azúcar, cuyo consumo, según advierte estos científicos,se ha triplicado durante los últimos 50 años. Ahora bien, ¿ocurre lo mismo en España?
El Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascula r (ENRICA), que revela un aumento de la prevalencia de la obesidad en nuestro país, no indica que el porcentaje de calorías provenientes de los carbohidratos, como el azúcar, se encuentre por encima de lo recomendado.
Es más, los resultados muestran que la s calorías que provienen de los azúcares complejos o sencillos no superan el 41% y el 43%, respectivamente, un porcentaje que queda lejos del límite del 50% fijado por los programas de alimentación convencionales.
A juicio de Javier Salvador, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), "culpar al azúcar no parece merecido, sobre todo cuando otros elementos, como el alcohol, la s grasas saturadas -de mayor capacidad calórica-, el sedentarismo y la propia obesidad ocasionan efectos potenciadores de la resistencia a la leptina y del estrés metabólico".
Los investigadores estadounidenses, aun siendo más ala rmistas, no habla n de prohibición, sino que sugieren que se tomen como ejemplo la s acciones que han reducido en los últimos años el consumo de alcohol y tabaco en muchos países, como el establecimiento de tasas especiales para su venta y la restricción de la s licencias de vending en lugares públicos.
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