(NCYT) La habilidad de esos reptiles no es tan fácil de emula r como podría parecer. Lo que el cerebro biológico de un reptil puede lograr con rela tiva facilidad constituye en cambio un desafío informático de primer orden para un robot.
El equipo de Robert Full (Universidad de California en Berkeley) y Talia Moore (ahora enla Universidad de Harvard) usó filmaciones de alta velocidad para grabar cómo un la garto del género Agama se la s arregla ba para lograr buenas caídas en sus saltos desde una pla taforma bajo diferentes circunstancias.
Cuando los investigadores vieron cómo ella garto usaba su cola para contrarrestar el giro de su cuerpo mientras estaba en el aire, crearon un modelo matemático y fabricaron al Tailbot, un robot hecho a partir de un coche de juguete, al que equiparon con una cola y un pequeño giroscopio que determina la posición del cuerpo del robot.
El equipo de Robert Full (Universidad de California en Berkeley) y Talia Moore (ahora en
Cuando los investigadores vieron cómo el
En los experimentos, Tailbot ha demostrado que es capaz de estabilizar su cuerpo en el aire. Los movimientos de la cola generados con precisión por el robot redirigen el momento angula r del cuerpo, como sucede con los la gartos en la misma situación, y le permiten aterrizar sobre sus ruedas. Para lograr esto, es fundamental que el robot, al igual que los reptiles a los que imita, perciba la posición de su cuerpo mientras está en el aire.
Inspirarse enla s cola s de los la gartos probablemente conducirá a la creación de robots de búsqueda y rescate mucho más ágiles, así como a la de robots que tengan una mayor capacidad para detectar con suma rapidez riesgos químicos, biológicos o nucleares.
Inspirarse en
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