La obesidad, el sedentarismo, el cigarrillo y el estrés son algunas de las principales causas por las que, además, cada cuatro minutos tiene lugar un accidente cerebro vascular. Qué papel juega la genética
En nuestro país se produce un infarto por minuto y un accidente cerebro vascular (ACV) cada cuatro minutos, según se desprende de cifras oficiales a nivel internacional.
En rigor, los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que estas cifras se repiten a nivel global, haciéndose más evidentes en países con grados de desarrollo similares a los de Argentina, frente a otros en los cuales existen otras afecciones de mayor impacto en los índices de mortalidad, sobretodo en aquellos de menor desarrollo.
El doctor Daniel Anauch (MP 15.609 – CE 4.778) es médico cardiólogo y consideró que “estas cifras, crecientes por cierto, dejaron de ser de índole privada para convertirse en un problema de salud pública; esto significa que se están desarrollando en todo el mundo cada vez más políticas tendientes a la prevención y tratamiento de ambas patologías, ya que éstas son altamente invalidantes, diezman a la población, tienen altísimos costos y una incidencia directa sobre la economía de los países, entre los cuales Argentina no es la excepción”.
Para el presidente del Comité Organizador de las IV Jornadas de Cardiología 2012, que se desarrollaron la semana pasada en Córdoba, “la situación de nuestro país es aún más grave que la de otros países del mundo desarrollado que aplicaron a tiempo políticas muy firmes de control de los riesgos”.
“En la Argentina, de hecho, estamos viendo un crecimiento de diabetes y obesidad, lo que es muy preocupante porque seguramente estos pacientes terminarán sufriendo patologías cardiovasculares; pese a ello, si bien se aplicaron políticas faltó agresividad a nivel preventivo”, destacó el especialista.
Los riesgos del tabaquismo y la obesidad
Existen numerosos factores de riesgo que pueden desembocar tanto en un infarto como en un ACV. Los principales son: hipertensión arterial, diabetes, obesidad, tabaquismo, alteraciones de los lípidos (aumento del colesterol en sangre), sedentarismo y estrés, entre otros. En este sentido, quienes trabajamos a diario en esto entendemos que es fundamental potenciar los esfuerzos para el control de dos temas fundamentales: el tabaquismo y la obesidad.
“La obesidad tiene una relación directa con la hipertensión y la diabetes; por otro lado es importante controlar la ingesta de grasas saturadas, que impactan sobre los registros de colesterol de las personas –sentenció Anauch-. Asimismo entendemos que es fundamental fomentar la actividad física en forma sistemática, como mecanismo de prevención de afecciones coronarias”.
¿Qué produce un infarto y un ACV?
“Un infarto es la oclusión aguda de una arteria coronaria que, al producirse, deja sin sangre a una parte del músculo cardíaco y genera a éste daños de diversas dimensiones, lo que afecta su funcionamiento futuro. Si bien en la actualidad existen procedimientos muy avanzados para poder tratar un infarto agudo y que éste provoque menos daños, las secuelas quedarán en mayor o menor medida”, explicó el especialista.
Y recalcó: “Al analizar las causas de un infarto, la genética juega un papel determinante. Si los progenitores de la persona tuvieron problemas coronarios, esto significa un antecedente ineludible que nos debe llevar a extremar la prevención”.
“También es importante destacar que la enfermedad coronaria no distingue a hombres de mujeres y que si bien el sexo femenino tiene menores riesgos durante su etapa fértil, al llegar al climaterio –y la pérdida de estrógenos-, las chanches de infarto y ACV se van equiparando paulatinamente frente al sexo masculino”, insistió Anauch.
El ACV, en cambio, puede ser de dos tipos: isquémico (cuando se tapa una arteria) o hemorrágico (cuando se rompe un vaso sanguíneo en el cerebro). Ambos generan daños cerebrales que pueden manifestarse de diferentes formas.
“Todo lo que le hace mal al corazón le hace mal al cerebro, pero sin dudas la hipertensión arterial es el factor número uno de accidente cerebro vascular; también lo son el fumar, el tener el colesterol alto, el tener estrés, etc”, detalló.
Cómo prevenir
“La prevención de las enfermedades coronarias pasan, fundamentalmente, por modificar todas aquellas conductas negativas que son nocivas para el organismo –resaltó el especialista-. Es incorrecto pensar en el chequeo anual como una solución, cuando no se aplican cambios drásticos en la alimentación, ni se eliminan los kilos de más, ni se deja el cigarrillo, ni se vive a un ritmo menos estresado, ni se practica más actividad física”.
Y finalizó: “Si lo que quiero hacer es prevención, verdaderamente tengo que modificar el estilo de vida, cambiar lo que estoy haciendo mal; porque la enfermedad coronaria no da margen de error, y si no sabemos hacer los cambios a tiempo nuestro cuerpo puede pagar demasiado caro las consecuencias posteriores”. Infobae
En rigor, los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que estas cifras se repiten a nivel global, haciéndose más evidentes en países con grados de desarrollo similares a los de Argentina, frente a otros en los cuales existen otras afecciones de mayor impacto en los índices de mortalidad, sobretodo en aquellos de menor desarrollo.
El doctor Daniel Anauch (MP 15.609 – CE 4.778) es médico cardiólogo y consideró que “estas cifras, crecientes por cierto, dejaron de ser de índole privada para convertirse en un problema de salud pública; esto significa que se están desarrollando en todo el mundo cada vez más políticas tendientes a la prevención y tratamiento de ambas patologías, ya que éstas son altamente invalidantes, diezman a la población, tienen altísimos costos y una incidencia directa sobre la economía de los países, entre los cuales Argentina no es la excepción”.
Para el presidente del Comité Organizador de las IV Jornadas de Cardiología 2012, que se desarrollaron la semana pasada en Córdoba, “la situación de nuestro país es aún más grave que la de otros países del mundo desarrollado que aplicaron a tiempo políticas muy firmes de control de los riesgos”.
“En la Argentina, de hecho, estamos viendo un crecimiento de diabetes y obesidad, lo que es muy preocupante porque seguramente estos pacientes terminarán sufriendo patologías cardiovasculares; pese a ello, si bien se aplicaron políticas faltó agresividad a nivel preventivo”, destacó el especialista.
Los riesgos del tabaquismo y la obesidad
Existen numerosos factores de riesgo que pueden desembocar tanto en un infarto como en un ACV. Los principales son: hipertensión arterial, diabetes, obesidad, tabaquismo, alteraciones de los lípidos (aumento del colesterol en sangre), sedentarismo y estrés, entre otros. En este sentido, quienes trabajamos a diario en esto entendemos que es fundamental potenciar los esfuerzos para el control de dos temas fundamentales: el tabaquismo y la obesidad.
“La obesidad tiene una relación directa con la hipertensión y la diabetes; por otro lado es importante controlar la ingesta de grasas saturadas, que impactan sobre los registros de colesterol de las personas –sentenció Anauch-. Asimismo entendemos que es fundamental fomentar la actividad física en forma sistemática, como mecanismo de prevención de afecciones coronarias”.
¿Qué produce un infarto y un ACV?
“Un infarto es la oclusión aguda de una arteria coronaria que, al producirse, deja sin sangre a una parte del músculo cardíaco y genera a éste daños de diversas dimensiones, lo que afecta su funcionamiento futuro. Si bien en la actualidad existen procedimientos muy avanzados para poder tratar un infarto agudo y que éste provoque menos daños, las secuelas quedarán en mayor o menor medida”, explicó el especialista.
Y recalcó: “Al analizar las causas de un infarto, la genética juega un papel determinante. Si los progenitores de la persona tuvieron problemas coronarios, esto significa un antecedente ineludible que nos debe llevar a extremar la prevención”.
“También es importante destacar que la enfermedad coronaria no distingue a hombres de mujeres y que si bien el sexo femenino tiene menores riesgos durante su etapa fértil, al llegar al climaterio –y la pérdida de estrógenos-, las chanches de infarto y ACV se van equiparando paulatinamente frente al sexo masculino”, insistió Anauch.
El ACV, en cambio, puede ser de dos tipos: isquémico (cuando se tapa una arteria) o hemorrágico (cuando se rompe un vaso sanguíneo en el cerebro). Ambos generan daños cerebrales que pueden manifestarse de diferentes formas.
“Todo lo que le hace mal al corazón le hace mal al cerebro, pero sin dudas la hipertensión arterial es el factor número uno de accidente cerebro vascular; también lo son el fumar, el tener el colesterol alto, el tener estrés, etc”, detalló.
Cómo prevenir
“La prevención de las enfermedades coronarias pasan, fundamentalmente, por modificar todas aquellas conductas negativas que son nocivas para el organismo –resaltó el especialista-. Es incorrecto pensar en el chequeo anual como una solución, cuando no se aplican cambios drásticos en la alimentación, ni se eliminan los kilos de más, ni se deja el cigarrillo, ni se vive a un ritmo menos estresado, ni se practica más actividad física”.
Y finalizó: “Si lo que quiero hacer es prevención, verdaderamente tengo que modificar el estilo de vida, cambiar lo que estoy haciendo mal; porque la enfermedad coronaria no da margen de error, y si no sabemos hacer los cambios a tiempo nuestro cuerpo puede pagar demasiado caro las consecuencias posteriores”. Infobae
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