Marcelo Coelho, investigador del MIT Media Lab, cree que descubrir herramientas con las que manejar las propiedades de los materiales a nanoescala marcará "la próxima frontera" del diseño industrial.
POR ELENA ZAFRA (OPINNO)En el año 2000, la Universidad Concordia (Canadá) estaba empezando a impartir un programa de estudios que combinaba informática y bellas artes. Era el tándem perfecto para los intereses de Marcelo Coelho, por entonces un joven estudiante de cine brasileño, que se dio cuenta rápidamente de que "estaba mucho más interesado en hacer la cámara, el medio, que en hacer películas". En Canadá iba a aprender tanto a construir las herramientas, la tecnología, como a "crear cosas interesantes con ella", recuerda.
Coelho fue adentrándose progresivamente en los campos de la programación y la electrónica y se especializó también en el manejo de materiales textiles junto a la profesora Joanna Berzowska. Actualmente es investigador del laboratorio Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, donde trabaja en la combinación de elementos cotidianos como tela o papel con componentes electrónicos para dar vida a objetos interactivos.
Durante su participación en la conferencia EmTech México, Coelho compartió con la edición en español de MIT Technology Review su punto de vista sobre las posibilidades que abre en el campo del diseño el control del comportamiento físico de los materiales a escala nanométrica.
TR: Cuando decidiste hacer la cámara en vez de colocarte detrás de ella, ¿pensabas que te estabas perdiendo algo que esta no podía captar?
Marcelo Coelho: En parte estaba aburrido de la fórmula: hacer una película, en blanco y negro, de tantos minutos... no quería hacer eso. Por otra parte, las películas son muy buenas capturando y creando emociones pero sentía que se perdían el elemento físico. Es como si estuvieras viendo un objeto, o algo que está pasando, pero que no está pasando físicamente, y para mí era una cuestión de pensar que más podía hacer y cómo podía aprovechar todos los otros sentidos, cómo crear esos entornos, espacios, experiencias digitalmente y a través de olores, tacto, vibración, temperatura...
En tu presentación hablabas de bajar a la nanoescala, ¿qué esperas encontrar ahí?
Hay muchas cosas interesantes en ir a esa escala. Como diseñador -y en concreto, como diseñador industrial- hay una cierta escala a la que trabajar y una serie de herramientas y práctica desarrolladas entorno a esa escala, por ejemplo, la de tus manos. Cuando empiezas a bajar puedes hacer cosas y crear propiedades materiales específicas: por ejemplo, hacer un material que cambia de color dependiendo del ángulo por el que lo mires, de acuerdo al tipo de tramas o patrones con los que lo crees. La nanoescala es un espacio de diseño muy interesante porque diseñar no es solo crear la forma de un objeto para utilizarlo, sino también bajar a sus cualidades y propiedades materiales. Hay una especie de "brecha" entre los científicos e ingenieros que crean las tramas y materiales que luego nosotros cogemos y utilizamos.
También has apostado siempre por incorporar la computación a tus creaciones.
Si eres diseñador hoy en día y no usas un ordenador... probablemente estés perdido, desconectado de todo lo que está pasando. Todo en la fabricación y diseño de un objeto ahora mismo es digital, todo el proceso y las máquinas, pero las texturas son analógicas... ¿y es posible crearlas digitalmente? ¿Es posible crear texturas que guíen tus dedos por los rincones del objeto? Hay un nuevo canal de comunicación en las texturas que no estamos explorando. Antes no podíamos hacerlo porque no teníamos las herramientas para ello. Ahora quiero ser capaz de crear a nivel de textura -controlar que pongo más textura aquí y menos ahí- porque es otra forma de comunicar.
¿Te refieres a que no sabemos qué pautas seguir para diseñar a esa escala?
Como no teníamos las herramientas para hacerlo, tampoco teníamos las interfaces para hacerlo. No es como el CAD (diseño asistido por computadora, del inglés, computer-aided design) porque tienes muchísimas propiedades que no se comportan de la misma manera a esta escala. Necesitamos herramientas para hacerlo y para descubrir cuáles eran esas herramientas hay que hacer cosas, bajar y tratar de construir objetos a nanoescala.
¿De qué tipo de herramientas estamos hablando? ¿Microscopios de fuerza atómica?
Sí, por ejemplo. Para saber qué pueden hacer este tipo de herramientas hay que utilizarlas y ver con qué deficiencias nos encontramos en términos de interfaces, qué funciona mal, comprobar si es mejor usar esta u otra cosa... Es la próxima frontera en el diseño industrial; hay que bajar a esa escala.
¿Esos avances en el diseño permitirán nuevas aplicaciones o hablamos solo de diseños artísticos?
Sí, estoy pensando en teclados físicos, por ejemplo. Al pasar los dedos por las teclas calibran continuamente donde se encuentran, estamos constantemente buscando este tipo de respuesta. Es una interfaz de texturas en la que sentimos pequeñas variaciones en la topología física para corregir lo que estamos haciendo. Pero es limitada, quizá puedan incluirse otras texturas que me indiquen qué estoy haciendo o cómo usar el dispositivo de determinada forma. No tengo las respuestas ni sé qué aplicaciones interesantes pueden surgir, pero tenemos capacidad de percibir información a esa escala y como diseñadores no estamos usándola.
Los objetos que vimos en tu presentación, ¿están pensados para fabricarse en serie o solo para museos?
Depende de cada proyecto. Algunos son experimentación e investigación sobre los límites de estos materiales; otros están destinados a galerías y museos pero se sirven mucho de sistemas de fabricación industrial. Six-Forty by Four-Eighty está estructurado como una instalación para una galería, pero Resolution no tiene esa estructura y puede ser más abierto y más fácil de industrializar. Muchas veces es una cuestión de para qué es, qué es interesante, cómo de caro es...
¿Qué crees que puede salir de ofrecer alta tecnología a personas que carecen de ella?
Tendemos a no dar tanto valor o respeto a la capacidad de creación tecnológica de algunos lugares, por ejemplo, pequeños pueblos africanos o brasileños. Es ese enfoque de que llevando tecnología a comunidades indígenas todos los problemas estarán solucionados: tendrán alimentos, agua... Pero esto es un problema de políticas no tecnológico. A menudo ellos son muy ingeniosos a la hora de desarrollar técnicas para esos fines y podemos hacer la pregunta en los dos sentidos, ¿qué pasa si llevamos grafeno a África y lo combinamos con algunas interesantes técnicas, por ejemplo, de hacer cerámica? Y por otro lado, ¿qué pasa si traemos esas técnicas aquí y las combinamos con grafeno?
¿Has probado a hacer algo así?
En un proyecto que no está entre los que he enseñado, Sprout I/O, que se basa en combinar aleaciones con memoria de forma (del inglés, shape-memory alloy) y tela para hacer una especie de alfombra sensible a los movimientos que cambia físicamente. Me pasé meses intentando construirla. En un viaje a un pueblo de Brasil vi que usaban unas hojas de un cocotero y las trenzaban... la estructura física de ese trenzado era exactamente lo que necesitaba en Boston. Me encantaría ver este proceso funcionar en ambos sentidos. MIT
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