Investigadores de la Universidad de Valencia han analizado los restos fósiles de escamas y espinas encontrados en Teruel y sur de Zaragoza, hasta asegurar que pertenecen a una nueva especie de pez denominado Machaeracanthus goujeti que vivió durante el Devónico en esa zona de la península.
Un equipo de investigación, liderado por la Universidad de Valencia, describe en la revista Geodiversitas una nueva especie de acantodio (Acanthodii), unos peces primitivos que compartían características comunes con los tiburones (peces cartilaginosos) y con los peces óseos.
Los restos de escamas, espinas y huesos de la articulación escapular de este animal marino se hallaron en yacimientos del periodo Devónico (hace aproximadamente 408 millones de años) situados en Teruel y en el sur de Zaragoza, cuando en estas zonas había mar.
El trabajo, en el que también ha participado el Museo de Historia Natural de Berlín, incluye además el análisis de otros fósiles correspondientes a una columna fragmentada y a escamas aisladas del Devónico Inferior.
Estos restos, que procedían del norte de España (Palencia y Cordillera Cantábrica) y el oeste de Francia (localidad de Saint-Céneré), habían sido asignados originalmente a la especie Machaeracanthus sp.
“El hallazgo de esta nueva especie, que hemos denominado Machaeracanthus goujeti y que pertenece al grupo Acanthodii –del que se sabe muy poco–, amplía el conocimiento de la biodiversidad que hubo en la península hace unos 408 millones de años, cuando el mar ocupaba el actual territorio de Teruel”, explica a SINC Héctor Botella, profesor del área de paleontología en la Universidad de Valencia y autor principal del estudio.
Al grupo de peces acantodios se les conoce también por su aspecto como ‘tiburones espinosos’ y, por lo que se sabe hasta ahora, solo vivieron durante en el Paleozoico y alcanzaron su máxima diversidad en el Devónico.
Sin embargo, las espinas típicas del grupo Aconthodii tienen un crecimiento diferente al de las espinas encontradas, por lo que este género podría ser aún más parecido a los tiburones y estaría en etapas muy tempranas de la radiación de los vertebrados con mandíbulas articuladas (gnathostomados).
Un pez fósil de no más de un metro
La mayoría de los ejemplares encontrados por los investigadores son juveniles. A través de los restos fósiles, los investigadores estiman que aproximadamente las dimensiones que podrían haber tenido los peces más grandes de esta especie no alcanzarían el metro de largo.
“Esto solo es una estimación porque hay animales que pueden tener espinas grandes y ser pequeños, y viceversa”, indica, no obstante, Botella.
Por su parte, los fósiles hallados en los sedimentos de la Cordillera Ibérica pertenecerían seguramente a peces que nadaban próximos a la costa.
“Es decir, vivirían en un mar muy epicontinental –una masa de agua salada con una gran extensión pero con escasa profundidad–, por lo que es posible que esta zona fuera utilizada para la cría”, concluye. En sedimentos un poco más profundos se encontraron fósiles más grandes.
Los restos fósiles a partir de los cuales se ha realizado este estudio forman parte de los fondos del Museo Paleontológico de Zaragoza.
Referencia bibliográfica: Héctor Botella, Carlos Martínez-Pérez, Rodrigo Soler-Gijón “Machaeracanthus goujeti n. sp. (Acanthodii) from the Lower Devonian of Spain and northwest France, with special reference to spine histology”, Geodiversitas, 34(4):761-783, diciembre 2012. http://dx.doi.org/10.5252/g2012n4a3
jueves, 30 de mayo de 2013
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