Matthew J. Press lo ha sufrido en primera persona tanto desde su perspectiva de médico como de paciente, por eso sabe bien de lo que habla cuando se refiere al "silencio de la bata blanca". |
"Muchos profesionales probablemente no son conscientes de que el silencio de un paciente durante una visita no siempre supone comprensión. También puede significar que no están entendiendo determinados aspectos de su tratamiento y no se atreven a preguntar", explica a ELMUNDO.es Press, que publica esta semana en 'JAMA' un artículo sobre las dificultades de entedimiento que se dan en las consultas.
La tradicional dinámica paternalista que siguen utilizando muchos profesionales y el temor de los pacientes a ser calificados como "difíciles" si sus preguntas resultan molestas o invasivas en ocasiones crean muros que dificultan esa fluidez de información que resulta necesaria para ambas partes, asegura Press.
Asimetría de poder
"Internet ha permitido a los pacientes estar mejor informados, lo que probablemente ha ayudado a reducir esa relación paternalista entre paciente y médico. Pero en ocasiones sigue existiendo una clara asimetría de poder en la relación", comenta.
Coincide con su punto de vista Rafael Casquero, coordinador del Grupo de Trabajo de Comunicación de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
"La red ha influido mucho. El paciente está más informado y es más exigente en el sentido de que pide más información. Y esto es positivo aunque haya médicos chapados a la antigua que no sepan entender que el paciente quiere saber", apunta el especialista.
Tanto Press como Casquero coinciden en señalar que, en muchas ocasiones, las barreras se levantan desde el lado de la consulta en la que se sienta el profesional sanitario.
Para aclarar adecuadamente las dudas de sus pacientes, los médicos necesitan un tiempo que habitualmente es muy escaso. Y esa sensación de tener que agilizar las consultas puede limitar la accesibilidad del profesional, indica Press. Además, continúa, muchas dificultades también se deben a que algunos especialistas creen determinadas preguntas cuestionan su profesionalidad o, simplemente, son incapaces de hacerse entender utilizando términos no científicos. "Algunos médicos pueden sentirse desafiados por determinadas cuestiones, no tienen los datos necesarios para responder a una pregunta en un momento determinado o no tienen la capacidad para traducir los datos médicos a un lenguaje que el paciente pueda comprender", señala Press.
En un estudio realizado por Casquero hace un par de años, los tres 'reproches' que más realizaban los pacientes a sus doctores eran, precisamente, la falta de tiempo, el uso de un lenguaje excesivamente técnico y la 'frialdad en la atención'.
"Hasta hace poco, sólo importaba la formación técnica de los médicos. Pero de un tiempo a esta parte se ha visto que los pacientes valoran mucho la empatía, la forma en que el médico les trata humanamente. Eso también es fundamental", comenta Casquero.
Afortunadamente, añade, cada vez hay más profesionales interesados en esta faceta, en conocer las herramientas de comunicación que permitan establecer un vínculo terapéutico adecuado, subraya.
Consejos
En su artículo, Press sugiere algunas soluciones para derribar las barreras en las interacciones entre médicos y pacientes. La primera pasa por usar distintos métodos que garanticen la comprensión del paciente, como pedirles que repitan los puntos claves de la terapia o las recomendaciones indicadas. También puede ser útil llevar a cabo programas que ayuden a los profesionales sanitarios a adaptarse al nivel cultural de sus pacientes y a afrontar determinadas preguntas que puedan considerar incómodas (como si ha realizado muchas veces una determinada intervención o cómo ha sido su formación).
Sin embargo, para este especialista las trabas sólo se acabarán cuando "los sistemas sanitarios cambien y se cree un modelo centrado por completo en el paciente". Fuente: El Mundo.es
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