El miedo es uno de los sentimientos más primitivos conocidos por el hombre y la bestia. A medida que desarrollamos en la sociedad y aprendemos, el miedo está codificado en nuestros circuitos neuronales a través de la amígdala, un núcleo pequeño, en forma de almendra de las neuronas en el lóbulo temporal medial del cerebro. Para los psicólogos y neurólogos, la amígdala es una región particularmente interesante del cerebro, ya que juega un papel en el aprendizaje emocional y puede tener efectos profundos en el comportamiento humano y animal.
El 3 de junio de 2013, un nuevo artículo estudia la actividad de la amígdala en los seres humanos y se publicará como parte del comportamiento, una nueva sección que se centra en las ciencias del comportamiento. La técnica, desarrollada por el doctor Fred Helmstetter y su grupo de investigación en la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, estudia cómo el cerebro responde a los estímulos dolorosos anticipados, en este caso, una descarga eléctrica en sujetos voluntarios.
“Estamos interesados en cómo el cerebro reacciona a los estímulos del entorno y la forma en que cambia cuando formamos un recuerdo de lo que experimentamos”. Dr. Helmstetter explica. “La amígdala es una parte del cerebro que es importante para nuestra forma de determinar lo que es peligroso y lo que es seguro que nos rodea y la forma en que reaccionamos ante la amenaza. Este experimento es novedoso en que somos capaces de mirar a la actividad en la amígdala en un muy detallada escala de tiempo mientras se responde a los rostros humanos”.
La técnica aprovecha de dos técnicas de neuroimagen: la resonancia magnética y la magnetoencefalografía.
La resonancia magnética (RM) es un método en el cerebro de un sujeto de prueba se pueden obtener imágenes en alta resolución, mientras que el sujeto de prueba está inmovilizado, la creación de un mapa del cerebro.
Una vez que este mapa se ha obtenido, magnetoencefalografía (MEG) se utiliza para registrar los campos magnéticos creados por la actividad eléctrica dentro del cerebro. Cuando el sujeto de prueba está conmocionado, o anticipa un choque, actividad de la amígdala es recogido por el MEG y se asigna al modelo de ordenador resonancia magnética.
Como un centro de control emocional en el cerebro, la amígdala actúa como un componente clave en una línea de estructuras neurológicas que identifican y responden a la amenaza percibida. Dr. Helmstetter nos dice: “Hay buena evidencia para sugerir que los trastornos de ansiedad y otra psicopatología podrían estar directamente relacionadas con el funcionamiento alterado de la amígdala. Antes de trabajar con otras técnicas de imagen no invasivas apoya esta idea, pero sólo ha sido capaz de promediar la resultados de la actividad neuronal durante varios segundos, lo que da como resultado una mala imagen de cómo las neuronas reaccionan a un estímulo con el tiempo.
Este trabajo representa una mejora significativa y permitirá nuevas preguntas para ser contestadas “.
miércoles, 5 de junio de 2013
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