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Un grupo de investigadores de la Universidad de Nottingham crearon un nuevo material, capaz de absorber el CO2 en la atmósfera. La innovación se centra en la estructura orgánica denominada ‘NOTT-202a’, con forma de panal, y según opinan los expertos, representa una nueva clase de materiales porosos.
‘NOTT-202a’ permite la absorción selectiva: mientras que otros gases como el nitrógeno, el metano o el hidrógeno pueden traspasarlo sin problemas, el dióxido de carbono queda atrapado en los nanoporos del material, incluso a bajas temperaturas.
Los resultados, publicados en la revista 'Nature Materials', representan una parte de esfuerzos a largo plazo del desarrollo de nuevos materiales para el almacenamiento de los gases y, según afirman los científicos, son capaces de influir en la promoción de nuevos productos que captan emisiones de carbono durante el procesamiento de los combustibles fósiles.
Los investigadores subrayan que se trata de un invento muy importante ya que a partir de ahora la captura y almacenamiento de CO2 podría disminuir las emisiones atmosféricas de carbono derivadas de la actividad del hombre y ayudar a solucionar el problema del calentamiento global.
Otros avances
Varias tecnologías microscópicas han sido desarrolladas para combatir el cambio climático. Los aerogeles son la primera tecnología que se puede mencionar. A los aerogeles, que están en el mercado desde 2003, también se los llama a veces “humo congelado”. Son la sustancia más ligera posible: pesan sólo el doble que el aire y se fabrican usando bolsas de aire de tamaño nanométrico envueltas en silicio.
Al ser transparentes, ligeros, resistentes y aislantes, los aerogeles se presentan como una alternativa al cristal muy conveniente para uso arquitectónico, por ejemplo para tragaluces y techos. Estos geles se pueden aprovechar para el transporte de gas natural licuado.
Unas células solares en forma de finas películas resuelven muchos de los puntos flacos de las tecnologías solares actuales. Los componentes usados hoy día se basan en el silicio y son costosos y frágiles. Las células solares plásticas, o películas finas orgánicas, se componen de nanopartículas y polímeros.
Los catalizadores de combustible, que se usan en Turquía y Filipinas y están pendientes de aprobación en los Estados Unidos, permiten una combustión más eficiente del combustible diésel en el motor, de forma que se ahorra combustible y se reducen las emisiones de partículas.
Las pruebas realizadas hasta ahora indican que la eficiencia del combustible puede aumentarse en hasta un 10% y, además, que los catalizadores podrían reducir las emisiones de hollín en un 15% aproximadamente.
Actualmente las pilas de combustible se están sometiendo a pruebas en todo el mundo. Se espera que a partir de 2009 irrumpan en el mercado vehículos impulsados por pilas de combustible.
Una pila de combustible es un aparato que se sirve de la reacción electroquímica entre el hidrógeno y el oxígeno para convertir energía química en energía eléctrica. Luego la pila aprovecha la energía química almacenada para generar electricidad.
Para que se puedan usar a gran escala los vehículos equipados con pilas de combustible, primero será necesario construir una infraestructura de estaciones donde repostar hidrógeno.
Asimismo, se prevé que los materiales nanocompuestos sustituyan al acero en algunas construcciones. Los materiales nanocompuestos son polímeros a los que se ha añadido otro material a fin de modificar las propiedades de aquéllos.
Favorecen la reducción de emisiones nocivas, ya que permiten fabricar vehículos menos pesados, lo que, por consiguiente, disminuye el consumo de combustible.
Boeing se propone fabricar con estos compuestos todo el exterior de sus aviones 787 y el 50% del resto de ese avión. La industria de la automoción también está empezando a utilizar los nanocompuestos para fabricar piezas exteriores.
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