El proyecto SETI, que se encarga de buscar señales de vida extraterrestre inteligente, podría encontrarse según algunos expertos en peligro de descargar un virus del espacio exterior, una amenaza que aunque suena fantasiosa, es totalmente probable.
Así, de acuerdo con Andrew Siemion y Milan Cirkovic, ambos astrónomos relacionados con el proyecto, el riesgo de contagiarse con una especie de virus informático es una posibilidad real en tanto el trabajo de SETI se lleva a cabo casi exclusivamente con computadoras que procesan información, detectando y descifrando señales. Explica Siemion:
Nuestros instrumentos están conectados a computadoras y, como cualquier computadora, estas pueden ser reprogramadas. Nuestro software recibe entradas que en última instancia provienen de fuentes desconocidas y, de nuevo, como estas entradas nunca se ejecutan o se decodifican, no realizamos revisiones rigurosas para validar esta entrada desconocida como un programador consciente de la seguridad informática haría con una aplicación de Internet.
Partiendo de esto, el también investigador en el Observatorio Astronómico de Belgrado piensa que si una inteligencia extraterrestre tuviera un conocimiento profundo de la manera en que funcionan nuestros sistemas computacionales y de software, de la arquitectura informática con la que vivimos diariamente y de la que en buena medida dependemos, sería posible enviar una secuencia de señales que, por ejemplo, saturara el búfer de la memoria y permitiera la ejecución arbitraria de código.
Por otro lado Cirkovic, que coincide en esta posibilidad con su colega, matiza sin embargo el alcance de la catástrofe, pues si bien acepta que una civilización extraterrestre, para destruir la nuestra, seguramente se enfocaría en nuestros sistemas de comunicación, también es cierto quela eficiencia de este ataque se encuentra en relación directa con la especialización del virus.
“Virus más generales son, por esto mismo, menos eficientes. Para ser capaces de infiltrar nuestras redes, los virus alienígenas deberían ser generales hasta un grado fantástico”, dice Cirkovic.
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