La Argentina se ubicó entre los únicos 13 países que a lo largo de 2011 sus economías crecieron en mayor proporción que sus emisiones de carbono, convirtiéndose en una de las naciones más limpias del planeta.
Así lo destacó el “Indice de Economías de Bajo Carbono” de la consultora PwC, que mide el avance de las economías desarrolladas y emergentes hacia la reducción de las emisiones.
Durante 2011 sólo 13 países del G20, incluyendo a la Argentina, lograron mantener el crecimiento de sus emisiones de carbono por debajo de sus economías.
La nómina está encabezada por Francia, Reino Unido y Alemania, seguidos por Indonesia, Estados Unidos, Italia, México, Sudáfrica, Rusia, Brasil, Argentina, Corea del Sur y Canadá.
Arabia Saudita e India mantuvieron una tasa constante; y Turquía, China, Japón, España y Australia presentaron una tasa decreciente, es decir que sus emisiones crecieron a mayor escala, incluso más que el PBI de dichos países.
El análisis destaco las dificultades que persisten para lograr limitar el calentamiento global a 2 grados centígrados para 2050, como fue acordado por los gobiernos durante la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP-15) realizada en la ciudad danesa de Copenhague en 2009.
En este sentido, el estudio reveló que las tasas actuales de crecimiento de las emisiones podrían resultar en al menos 6 grados centígrados de calentamiento hacia finales del siglo.
Para llegar a la meta establecida es necesario reducir la intensidad de carbono global en un promedio de 5,1 por ciento al año. Un desempeño nunca logrado desde 1950.
El informe de PwC consideró que reemplazar 10 por ciento del consumo global de petróleo y carbón por gas podría dar como resultado un ahorro en las emisiones de alrededor de 3 por ciento al año.
Sin embargo advirtió que, si bien con esto puede “ganarse un poco de tiempo”, se reduce el incentivo para la inversión en tecnologías de bajo carbono como, por ejemplo, la energía nuclear y las renovables, y podría encerrar a las economías emergentes que tienen una elevada demanda energética en una dependencia de los combustibles fósiles.
La Argentina redujo el año pasado la intensidad del carbono en 1,6 por ciento, el doble que el promedio mundial que fue de 0,8.
La intensidad de carbono de la economía nacional en 2011 fue de 242 toneladas por unidad de PBI, por debajo del promedio mundial que fue 395.
Esto produjo una reducción de 0,9 por ciento en esa intensidad con respecto a 2010, baja que fue mayor al 0,7 promedio mundial.
Asimismo, el crecimiento del PBI fue de 8,9 por ciento, un punto superior al aumento de la emisión de carbono que fue de 7,9.
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