En un espectacular paso dentro del uso médico de células madre, unos científicos han inventado un nuevo órgano para ayudar al retorno del flujo de sangre venosa en ausencia de válvulas funcionales. Una especie de anillo hecho de células de músculo cardíaco, que se contrae y dilata rítmicamente, rodea un tramo de la vena de interés y actúa como un "minicorazón" que mejora el flujo sanguíneo por los segmentos venosos. El anillo se puede hacer con células madre adultas del propio paciente, evitando así que el cuerpo pueda rechazarlo.
El equipo de la investigadora Narine Sarvazyan, de la Universidad George Washington, en Washington, D.C., Estados Unidos, abre así un camino pionero hacia el uso de células madre para crear, y no sólo reparar, órganos. A efectos prácticos, la aplicación de la nueva técnica puede equivaler a instalar un nuevo corazón enteramente biológico en otra parte del cuerpo, que se suma al corazón principal en el trabajo de hacer circular la sangre. Los minicorazones auxiliares, implantados por ejemplo en las extremidades inferiores, permitirían mejorar significativamente el flujo de sangre por las venas.
El nuevo enfoque de crear "minicorazones" podría ayudar a combatir a una enfermedad crónica muy común, la insuficiencia venosa crónica. En las naciones industrializadas, su incidencia puede alcanzar del 20 al 30 por ciento en las personas mayores de 50 años.
Esta opción potencial de tratamiento representa un importante salto en el campo de la ingeniería de tejidos, al pasar de la reparación de órganos a la creación de órganos nuevos, aunque sean pequeños y modestos. El equipo de Sarvazyan ha demostrado la viabilidad de este novedoso enfoque in vitro y en la actualidad está trabajando en probar estos minicorazones in vivo. (NCYT)
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