Las dietas exprés, las que prometen hacer perder peso rápidamente y sin esfuerzo, suelen ir acompañadas de productos de refuerzo cuya eficacia, calidad y seguridad está en entredicho. Ante la duda, es preferible no consumir los llamados “productos milagro”
La delgadez es el canon estético estrella de nuestra sociedad y por eso muchas personas recurren a dietas y productos “mágicos” que eliminan kilos en un tiempo récord. Pero los expertos advierten de que esta pérdida casi siempre es temporal y suele ir seguida de la recuperación inmediata del peso perdido, algo que no ocurre si se practica una dieta equilibrada y controlada que, aunque sea más lenta, evita riesgos para la salud.
Muchos de los llamados “productos milagro” tienen el objetivo de reforzar la dieta de adelgazamiento para conseguir un mayor efecto. Pero hay que tener en cuenta los posibles efectos secundarios.
“No podemos saber cuándo es bueno y cuándo nos perjudica, por eso recomiendo no tomar ningún tipo de producto. Para el control de peso lo mejor es una dieta equilibrada y ejercicio. ¿Para qué vamos a complicarnos tomando algo que no sabemos cómo puede repercutir en nuestra salud?”, señala Elena Rodríguez, profesora de los departamentos de Química Analítica y Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Cómo reconocerlos?
La profesora de Farmacia se ha dedicado a estudiar el fenómeno de los productos “adelgazantes” y ofrece las claves para detectarlos:
Suelen aparecer en épocas concretas del año (antes del verano, después de Navidad…) con campañas publicitarias muy agresivas y de duración corta con reclamos muy atractivos como “pierda peso sin dejar de comer”, “contiene una sustancia devora grasa”, “pierda peso mientras duerme”, etc.
Utilizan personajes famosos como reclamo, a supuestos profesionales sanitarios que explican el producto y a personas que aseguran haberlo probado.
En la publicidad, a veces, aparecen imágenes de antes y después, que son imposibles de comparar por el tamaño y calidad de las fotografías, vestimenta y postura de la persona, etc.
En estos productos se suele aclarar que no causan efectos secundarios porque son “totalmente naturales”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aunque sean naturales, pueden tener efectos secundarios, como por ejemplo alergias.
Ofrecen grandes pérdidas de peso en poco tiempo y sin esfuerzo3.
Se comercializan en diferentes lugares, incluidos establecimientos sanitarios como las farmacias.
Suelen presentar un precio elevado.
En muchos casos la empresa que comercializa el producto no identifica el domicilio mercantil, o sólo proporciona un apartado de correos o número de teléfono, dificultándose así el proceso de una posible reclamación por parte del consumidor.
La profesora de Farmacia se ha dedicado a estudiar el fenómeno de los productos “adelgazantes” y ofrece las claves para detectarlos:
Suelen aparecer en épocas concretas del año (antes del verano, después de Navidad…) con campañas publicitarias muy agresivas y de duración corta con reclamos muy atractivos como “pierda peso sin dejar de comer”, “contiene una sustancia devora grasa”, “pierda peso mientras duerme”, etc.
Utilizan personajes famosos como reclamo, a supuestos profesionales sanitarios que explican el producto y a personas que aseguran haberlo probado.
En la publicidad, a veces, aparecen imágenes de antes y después, que son imposibles de comparar por el tamaño y calidad de las fotografías, vestimenta y postura de la persona, etc.
En estos productos se suele aclarar que no causan efectos secundarios porque son “totalmente naturales”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aunque sean naturales, pueden tener efectos secundarios, como por ejemplo alergias.
Ofrecen grandes pérdidas de peso en poco tiempo y sin esfuerzo3.
Se comercializan en diferentes lugares, incluidos establecimientos sanitarios como las farmacias.
Suelen presentar un precio elevado.
En muchos casos la empresa que comercializa el producto no identifica el domicilio mercantil, o sólo proporciona un apartado de correos o número de teléfono, dificultándose así el proceso de una posible reclamación por parte del consumidor.
Así actúan
Y para adelgazar rápido estos productos contienen ingredientes, principalmente, con una acción diurética o laxante pero también otros que estimulan el sistema nervioso.
Diuréticos: Producen una rápida pérdida de líquidos, lo que se traduce en una disminución del peso corporal.
“Es preferible perder peso porque perdemos grasa, y no porque perdemos líquido. Si hay un problema de retención de líquidos a nivel renal, un diurético ayuda a eliminar pero no para perder peso, porque sólo elimina líquido. No se puede abusar de los diuréticos porque se pierden minerales, como potasio y puede afectar al corazón“, explica Elena Rodríguez.
Laxantes: Aunque son útiles en algunos casos de estreñimiento, este problema también se puede resolver con cambios en la alimentación, incremento en el consumo de líquido y actividad física. Además, resolver un problema de estreñimiento no supone adelgazar. Un uso abusivo de laxantes fuertes puede provocar parálisis intestinal, pancreatitis o hemorroides, entre otros problemas.
Fibras: Se emplean para aumentar la sensación de saciedad y comer menos ya que las fibras solubles tienen la capacidad de captar agua y formar geles solubles que retrasando la velocidad del vaciado gástrico. Por otra parte, las fibras insolubles aumentan el volumen de las heces, lo evita el estreñimiento.
Elena Rodríguez explica que no se debe ingerir una cantidad excesiva de fibra (se recomiendan de 20 a 30 gramos al día), ya que su abuso puede producir distensión abdominal, flatulencia, diarrea, cólicos y puede llegar a disminuir la absorción de algunos minerales (como el calcio, magnesio o hierro).
Estimulantes del sistema nervioso central: La estimulación del sistema nervioso central produce un aumento del gasto energético y, por tanto, pérdida de peso. Al estimular el sistema nervioso, el uso abusivo de estos ingredientes puede causar alteraciones del ritmo cardíaco, nerviosismo, irritabilidad, insomnio, etc.
Otros ingredientes
Existen otros ingredientes que se utilizan en los productos adelgazantes:
CLA: Producido por la flora gastrointestinal de los rumiantes a partir del ácido linoleico, por lo que es relativamente abundante en la carne de bovino y ovino, así como en lácteos. El ser humano y algunos mamíferos también lo producen, pero en cantidades muy pequeñas.
Aunque inicialmente se pensó que el CLA podría utilizarse para promover la pérdida de peso en humanos, ya que en algunos estudios realizados en animales se había observado una reducción de la masa grasa, un aumento del gasto energético y una disminución del peso corporal, en la mayoría de los estudios realizados en humanos no se han observado estos efectos. Sólo se han apreciado los efectos de los suplementos a la hora de estabilizar el peso.
L-carnitina: Es una amina cuaternaria que puede ser biosintetizada en el organismo y que, además, puede ser obtenida partir de la dieta con carne roja, lácteos y pescado.
Debido a que sus funciones de transporte de ácidos grasos se relaciona con el metabolismo energético del organismo y se ha considerado que podría tener un efecto positivo en la reducción del tejido adiposo. Por el momento no hay estudios científicos que demuestren que los suplementos de L-carnitina sean efectivos para la pérdida de peso en seres humanos.
“Aunque algunos de los ingredientes utilizados en los productos de control de peso pueden suponer una ayuda, otros carecen de eficacia y casi siempre es mayor el beneficio asociado al seguimiento de unos hábitos de vida adecuados. En muchos casos el beneficio de estos productos se debe a que constituyen un refuerzo psicológico para mejorar los hábitos de vida. En cualquier caso, no deben utilizarse durante periodos prolongados de tiempo sin la supervisión de un profesional sanitario”, subraya Elena Rodríguez..
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