Marcelo Rivolta reside en Inglaterra. Trabajó con roedores a partir de un implante de células madre. Faltan varios años para aplicarlo en humanos, pero ayudaría al 20% de los que padecen está discapacidad.
Desde su laboratorio en Sheffield, Inglaterra, el investigador cordobés Marcelo Rivolta compone música esperanzadora para las personas con sordera
Su último trabajo se publicó ayer en la famosa revista Nature . Logró reprogramar células madre humanas en células auditivas. Luego las implantó en los oídos de gerbos (animales que tienen un sistema auditivo similar al del hombre) y comprobó que las células reemplazaban a las dañadas y los animales podían oír.
Si bien aún faltan años para lograr un tratamiento en humanos, el avance abre un nuevo camino que podría reemplazar los implantes cocleares o utilizarse en conjunto. Un 20 por ciento de las personas con sordera se verían beneficiadas. Rivolta trabaja en la Universidad de Sheffield, Inglaterra.
Anteriormente había logrado que células auditivas de fetos (progenitoras) se transformaran en células ciliadas de la cóclea (las que captan los sonidos) y neuronas del nervio auditivo (las que codifican el sonidos para que el cerebro comprenda).
“Fue útil para comprender cómo crecen y se diferencian las células progenitoras en las células sensoriales que necesitamos para oír, pero tienen la limitación de que no pueden mantenerse indefinidamente en el laboratorio. Eventualmente envejecen y dejan de dividirse”, cuenta Rivolta.
Ahora logró iniciar el cambio desde más temprano, cuando las células madres ni siquiera se han transformado en las precursoras de aparato auditivo. Son el punto cero a partir del cual se forman los diferentes tejidos humanos, desde neuronas a la piel. “Las células madre se pueden mantener creciendo indefinidamente, y como también se congelan stocks tempranos, se puede volver a ellas cuando hace falta”, explica.
Lo primero que hicieron fue lograr que estas células madre se transformaran en células auditivas progenitoras. “Luego, repitiendo lo que aprendimos con las células fetales, pudimos convertirlas en neuronas y células ciliadas”, agrega. Las implantaron en los oídos de gerbos, donde se diferenciaron completamente y reemplazaron a las dañadas.
Finalmente comprobaron que eran funcionales. “Si el oído es estimulado con sonido y la vía auditiva está intacta, se puede detectar actividad eléctrica en el cerebro. Es la forma de saber si las células se reconectaron y los animales ‘escuchan’. Los resultados del trasplante fueron muy positivos”, asegura. Si bien lograron recrear dos tipos de células auditivas (ciliadas y del nervio), Rivolta se enfocó en las últimas.
“Para reemplazar células ciliadas existen limitaciones sobre cómo acceder a ellas o insertarlas de manera correcta”, explica, y agrega que el implante coclear ya las reemplaza, si bien con limitaciones.
Mientras que para un daño en el nervio auditivo no hay tratamiento. “Además, como el implante coclear depende de la conexión provista por el nervio al cerebro, el implante suele producir resultados muy pobres en pacientes con un nervio deficiente”, completa.
Mientras que para un daño en el nervio auditivo no hay tratamiento. “Además, como el implante coclear depende de la conexión provista por el nervio al cerebro, el implante suele producir resultados muy pobres en pacientes con un nervio deficiente”, completa.
Próximos pasos. Justamente, el siguiente paso será probar los trasplantes celulares combinados con un implante coclear. “Además, necesitamos saber si la recuperación se puede mantener en el tiempo. El seguimiento que hemos hecho hasta ahora es de tres meses”, dice. Todo ello también se probará en modelos animales.
Rivolta advierte que es difícil saber cuándo la técnica estará disponible para tratar personas. “Necesitamos tres o cuatro años más de investigación y luego vienen los ensayos clínicos con humanos”, agrega.
El tratamiento serviría para personas con daños en el nervio auditivo, una lesión que afecta hasta el 20 por ciento de las personas con sordera. Al menos 70 millones de personas en el planeta padecen alguna deficiencia auditiva, según la Federación Mundial de Sordos.
El daño en el nervio puede deberse a problemas genéticos, ocurridos al nacer, por factores externos como daño por ruido o trauma que lesiona el nervio o por tumores.
Por el momento, las células para el tratamiento provendrían de embriones compatibles con el paciente. “Las células madre del cordón umbilical son una posibilidad, pero hemos intentado usarlas sin mucho éxito. Existe otra posibilidad que estamos investigando, que son las células madre pluripotenciales inducidas (iPSC, por sus siglas en inglés)”.
Son células madre producidas artificialmente a partir del tejido del paciente. Se lo resetea para que se conviertan en células madre muy similares a las embrionarias.
Logro anterior
Anteriormente había logrado que células auditivas de fetos (progenitoras) se transformaran en células ciliadas de la cóclea (las que captan los sonidos) y neuronas del nervio auditivo (las que codifican el sonido para que el cerebro comprenda).
En animales
Lo que se consiguió. Cuando células madre humanas (en verde) son trasplantadas al oído del gerbo (animales que tienen un sistema auditivo similar al del hombre), se diferencian en neuronas y reparan el nervio dañado.
Repercusión internacional
Importancia. No bien se conoció anoche la publicación del trabajo en la revista Nature, los principales medios periodísticos de todo el mundo comenzaron a hacerse eco de la investigación. Resaltaron el trabajo del equipo de Marcelo Rivolta en la Universidad de Sheffield (Inglaterra) como un gran paso para “tratar algún día a personas con ciertos trastornos auditivos”. La Voz del Interior
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