(NCYT) Un tercio de la población humana mundial está infectada por un parásito llamado Toxoplasma gondii, pero en la mayoría de casos esto no reviste peligro. Aunque el Toxoplasma no causa síntomas en la mayoría de las personas, puede ser perjudicial para individuos con un sistema inmunitario muy deteriorado y para fetos cuyas madres se infectan durante el embarazo. Las tasas de infección por Toxoplasma varían dependiendo de la zona del mundo. De todos modos, resulta más importante el grado de peligrosidad de cada cepa. Las tasas de infección son difíciles de calcular con precisión, debido a esa ausencia de síntomas en la mayoría de las personas infectadas.
El Toxoplasma es uno de los pocos parásitos que pueden infectar a casi cualquier animal de sangre caliente. Sus esporas se pueden encontrar en la tierra de los suelos e infectan con facilidad a los animales de granja, como vacas, ovejas, cerdos y pollos. Los humanos podemos resultar infectados al comer carne poco cocida o verduras crudas sin lavar.
En una investigación anterior se comprobó que la infección por el parásito Toxoplasma gondii es capaz, cuando alcanza al cerebro, de afectar directamente a la producción de dopamina, un mensajero químico crucial en el cerebro. Ese estudio también aportó pistas potenciales sobre la relación estadística observada entre la incidencia de casos de esquizofrenia y la de casos de infección por toxoplasmosis.
En una investigación anterior se comprobó que la infección por el parásito Toxoplasma gondii es capaz, cuando alcanza al cerebro, de afectar directamente a la producción de dopamina, un mensajero químico crucial en el cerebro. Ese estudio también aportó pistas potenciales sobre la relación estadística observada entre la incidencia de casos de esquizofrenia y la de casos de infección por toxoplasmosis.
Ahora, el equipo de Lena Brundin, profesora de psiquiatría experimental en la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, ha llegado a la conclusión de que el Toxoplasma gondii puede estar causando cambios sutiles en el cerebro de algunas personas, promoviendo ello los intentos de suicidio en casos en los que el sujeto ya tiene otros factores de riesgo.
El estudio que ha conducido a tan inquietante conclusión se ha publicado en la revista académica Journal of Clinical Psychiatry.
El equipo de Brundin y Teodor Postolache (Universidad de Maryland, Estados Unidos) trabajó con puntuaciones en una escala de riesgo de suicidio, incluyendo las de personas infectadas con el Toxoplasma gondii, algunas de las cuales se habían intentado suicidar.
Los resultados de las evaluaciones muestran que las personas infectadas con el Toxoplasma gondii obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en esa escala de riesgo de suicidio.
El suicidio no es una causa de muerte tan infrecuente como pueda parecer. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, el promedio de suicidios en la nación es de nada menos que uno cada 14 minutos.
El estudio que ha conducido a tan inquietante conclusión se ha publicado en la revista académica Journal of Clinical Psychiatry.
El equipo de Brundin y Teodor Postolache (Universidad de Maryland, Estados Unidos) trabajó con puntuaciones en una escala de riesgo de suicidio, incluyendo las de personas infectadas con el Toxoplasma gondii, algunas de las cuales se habían intentado suicidar.
Los resultados de las evaluaciones muestran que las personas infectadas con el Toxoplasma gondii obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en esa escala de riesgo de suicidio.
El suicidio no es una causa de muerte tan infrecuente como pueda parecer. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, el promedio de suicidios en la nación es de nada menos que uno cada 14 minutos.
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