Los antibióticos, aliados contra enfermedades como la sífilis, neumonía o gonorrea, llevan años cediendo terreno en la lucha contra enemigos que han conseguido evolucionar hasta representar hoy una de las principales amenazas para la salud mundial: las 'superbactarias'.
Las resistencias a los antibióticos suponen ya una verdadera amenaza para la lucha contra varias enfermedades, en buena parte debido al uso y abuso de estos fármacos, lo que ha dado tiempo suficiente a los microbios para aprender a hacerse fuertes. Pero, aunque ésta es la causa más importante, parece no ser la única de la victoria que empiezan a cosechar las superbacterias en el pulso contra la salud.
Otro foco se encuentra en las granjas. Vacas, cerdos y otros animales llevan años recibiendo tratamientos antibióticos ya no sólo para paliar enfermedades, sino también como elementos de prevención y de crianza, por ejemplo, utilizándolos para su engorde. Y a mayor abuso, mayores resistencias. Los investigadores apuntan a que este hecho también pone en riesgo la salud humana, ya que "estas bacterias transfieren posteriormente sus mecanismos de defensa y resistencia a otros microorganismos del medio ambiente y al hombre", tal y como asegura James Tiedje, profesor de Microbiología y Genética Molecular de la Universidad de Michigan, y coautor de un estudio que alarma sobre estos peligros en 'Proceedings of the National Academy os Sciences (PNAS)'.
China y sus granjas sin control
Para evitar esto, países como EEUU, a través de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA), proponía el pasado año una nueva iniciativa para evitar que, como hasta la fecha, el 70% de los medicamentos antibióticos que se suministran en EEUU fueran para los animales destinados al consumo humano; mientras que la Unión Europea se unía a la propuesta que se hacía desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y acordaban en 2006 la prohibición del uso de estos fármacos para el crecimiento de los animales.
Sin embargo, hay otros países donde los antibióticos para animales están, en el mejor de los casos, débilmente regulados. Éste es el caso de China. Según explica el profesor Tiedje, tras analizar las 36 muestras de estiércol de granjas porcinas de varias zonas del país -Pekín, Zhejiang y Fujian- han visto que es habitual el abuso de antibióticos en los cerdos.
"China es el mayor productor y consumidor de antibióticos del mundo. En una encuesta realizada en el año 2007, la producción anual de antibióticos estimada era de 210 millones de kilos, de los que el 46,1% está destinada a la industria del ganado", afirma Tiedje. "En este país, la utilización de antibióticos tanto para el cuidado de enfermedades como para estimular el crecimiento de los mismos está sin control, por lo que es habitual su uso desmesurado, algo que se refleja en las altas concentraciones de residuos de antibióticos (cientos de miligramos de tetraciclina por kilogramo) en el estiércol de estos animales", apunta este especialista.
Estiércol que, como se apunta en las páginas de PNAS, es una fuente importante de contaminación en el medio ambiente: "China produce unos 618.000 millones de kilos de estiércol de cerdo al año, buena parte de ellos con bacterias resistentes a los antibióticos. Todo esto se utiliza normalmente como fertilizante, para suelos agrícolas donde luego se planta comida, y otro apartado termina en aguas subterráneas o de los ríos", recuerda Tiedje.
Además, y aunque en el estudio no se menciona directamente, el consumo humano de carne de animales criados con antibióticos también supone una alerta para las organizaciones sanitarias internacionales, de ahí, que en su momento, cadenas como McDonald's pidiese a sus proveedores carne con menos antibióticos.
"La exposición continua a los antibióticos, tales como en la alimentación animal, permite a estos microbios prosperar", indica Tiedje. "Además, estas resistencias llegan a ser altamente móviles, lo que significa que se pueden transferir a otras bacterias que causen enfermedades a los seres humanos", explica.
Así, para este especialista el riesgo que corre la población general en China viene dada "por el cultivo de alimentos, el agua potable y las interacciones con los trabajadores agrícolas", reconoce Tiedje, por lo que reclama "que como riesgo global para la salud humana se controlen el abuso de los antibióticos y sean clasificados como contaminantes", finaliza. ELMUNDO.ES
miércoles, 13 de febrero de 2013
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