Parece que, después de todo, fumar no relaja; tan sólo calma el síndrome de abstinencia (foto: Débora Cartagena |
Seis meses después del inicio de la investigación, 68 de los fumadores (un 14 por ciento) habían logrado abandonar el tabaco. Los investigadores encontraron una diferencia significativa en el grado de ansiedad entre quienes habían dejado de fumar con éxito y aquellos que habían recaído en el hábito.
Todos aquellos que consiguieron dejar de fumar mostraron una disminución en la ansiedad, sobre todo quienes fumaban más por necesidad que por placer.
Entre los fumadores que recayeron en el hábito, los que fumaban por placer no mostraron cambios en la ansiedad, pero los que fumaban por necesidad mostraron un aumento.
Todo apunta, por tanto, a que dejar de fumar reduce la ansiedad y, según valora el Dr. Matthew Hankins, de la Universidad de Southampton y miembro del equipo de investigación, el efecto es probablemente mayor en los que tienen algún trastorno psiquiátrico y en quienes fuman para lidiar con el estrés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario