Un nuevo estudio publicado en la revista Science afirma que el origen de la desnutrición no reside solo en una alimentación insuficiente, sino que también influyen las bacterias que habitan el intestino, que son la causa subyacente de una forma aguda infantil de graves consecuencias.
Situado al sureste de África, Malawi lucha desde hace años contra el hambre, en concreto contra el kwashiorkor, una enfermedad en niños debida a la ausencia de nutrientes en la dieta, que provoca, entre otros, daños en el hígado, úlceras en la piel y anorexia.
Ahora, gracias al estudio de 317 gemelos malauíes durante sus tres primeros años de vida, investigadores de la Universidad de Washington (EE UU) han comprobado que la desnutrición severa se activa por algo más que una mala alimentación.
Los expertos sostienen, en un artículo publicado esta semana en la revista Science, que las bacterias que viven en el intestino –el microbioma intestinal– también desempeñan un papel clave al ‘conspirar’ con una dieta pobre para desencadenar esta peligrosa desnutrición.
Esto explicaría por qué algunos niños sí se ven afectados por la enfermedad pero otros no, como ocurre en el caso de hermanos gemelos donde uno de ellos puede sufrir desnutrición severa y el otro no. Para ello, el equipo trató a los niños enfermos y sanos con un suplemento alimenticio, cuya base es la mantequilla de cacahuate, conforme el protocolo de atención médica estándar.
Los resultados revelan que, a pesar de su alto contenido de nutrientes, el alimento no puede reparar por completo los microbios intestinales disfuncionales, lo que deja a los niños en riesgo de desnutrición y muerte cuando este suplemento se interrumpe.
“Esto puede aclarar por qué muchos niños desnutridos aumentan de peso cuando se les trata con este alimento terapéutico, pero recuperan el riesgo de retraso en el crecimiento, de problemas neurológicos e incluso de desnutrición y muerte después de suspender el tratamiento”, apunta Jeffrey Gordon, autor principal del trabajo.
Ratones con flora intestinal humana
El nuevo descubrimiento se vio reforzado cuando los mismos investigadores transfirieron la flora fecal de cada uno de los gemelos sanos y enfermos a ratones libres de gérmenes.
Así, los autores observaron que los ratones que recibieron la microflora con kwashiorkor desarrollaron síntomas de malnutrición como sus contrapartes humanas, con una pérdida de peso dramática y una alteración de su metabolismo cuando los animales eran alimentados con una dieta escasa de nutrientes.
"Alimentar a los niños y los ratones con más calorías y alimentos ricos en nutrientes tiene un efecto beneficioso y temporal en sus microbios intestinales, pero no lo suficiente para reparar la disfunción”, afirma Gordon. “Tenemos que idear nuevas estrategias para reparar dichas comunidades microbianas y que estos niños crezcan de forma saludable".
También influyen en la obesidad
Pero por raro que parezca, los microbios intestinales no solo se relacionan con la malnutrición, sino con su opuesto, la obesidad.
Desde la década pasada, la literatura científica ha recogido diversos estudios que sugieren un vínculo entre la obesidad y las comunidades microbianas que viven en nuestros intestinos. Los resultados indican que los microbios intestinales son biomarcadores, mediadores y potenciales dianas terapéuticas en la lucha contra esta epidemia mundial.
A este respecto, el mismo investigador ya demostró, en un artículo publicado en 2006 en la revista Nature, que la comunidad microbiana de los individuos obesos tiene una mayor capacidad para cosechar calorías de la dieta.
Pero, ¿podríamos dejar de ser obesos modificando nuestro microbioma? Para Peer Bork, director de la Unidad de Biología Estructural y Computacional del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL, por sus siglas en inglés) en Alemania, es “una opción”, aunque la respuesta no se dará de forma inmediata.
“Ser obeso es una descripción muy vaga, así que al igual que ocurre con el cáncer, hay un montón de mecanismos moleculares ligados a la enfermedad. En función del subtipo de obesidad puede haber varios tratamientos a desarrollar. Está claro que se puede actuar al respecto, otra cuestión es si funcionará o no”, concluye el investigador alemán.
Referencia bibliográfica:
M.I. Smith; T. Yatsunenko; M.J. Manary; I. Trehan; J. Cheng; A.L. Kau; J.I. Gordon; R. Mkakosya; S.S. Rich; P. Concannon; J.C. Mychaleckyj; J. Liu; E. Houpt; J.V. Li; E. Holmes; J. Nicholson; D. Knights; L.K. Ursell; R. Knight. "Gut Microbiomes of Malawian Twin Pairs Discordant for Kwashiorkor". Science, 1 de febrero de 2013.
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