Por primera vez en la historia, un corazón de un mamífero ha sido capaz de contraerse y latir tras despojarlo de todas sus células y repoblar el andamio de este órgano con células progenitoras cardiovasculares, precursoras de corazón humano y obtenidas cultivando células pluripotentes o iPS de la piel humana.
El trabajo, realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, supone un prometedor primer paso hacia la fabricación de órganos biosintéticos. Los detalles se publican en la revista Nature Communications.
Para lograrlo, tras diez horas “decelularizando” por completo un corazón, los investigadores probaron si el andamiaje restante servía de esqueleto para reconstruir el corazón con células precursoras del corazón procedentes de un ser humano. Al cabo de unas semanas, el órgano no solo se haba reconstruido por completo, sino que además logró irrigarse con sangre y volvió a latir a un ritmo de entre 40 y 50 latidos por minuto.
En Estados Unidos, cada 34 segundos una persona muere por una patología cardíaca. Y ms de 5 millones de personas viven con fallo cardíaco, lo que implica una capacidad reducida de su corazón para bombear sangre. “Los científicos han buscado en la medicina regenerativa y la ingeniera tisular nuevas soluciones a este importante problema”, explica Lei Yang, coautor del trabajo. “La capacidad de reemplazar un trozo de tejido dañado por un ataque cardíaco, o quizás el órgano completo, podría ser útil para estos pacientes”, añade. Medical Press
Para lograrlo, tras diez horas “decelularizando” por completo un corazón, los investigadores probaron si el andamiaje restante servía de esqueleto para reconstruir el corazón con células precursoras del corazón procedentes de un ser humano. Al cabo de unas semanas, el órgano no solo se haba reconstruido por completo, sino que además logró irrigarse con sangre y volvió a latir a un ritmo de entre 40 y 50 latidos por minuto.
En Estados Unidos, cada 34 segundos una persona muere por una patología cardíaca. Y ms de 5 millones de personas viven con fallo cardíaco, lo que implica una capacidad reducida de su corazón para bombear sangre. “Los científicos han buscado en la medicina regenerativa y la ingeniera tisular nuevas soluciones a este importante problema”, explica Lei Yang, coautor del trabajo. “La capacidad de reemplazar un trozo de tejido dañado por un ataque cardíaco, o quizás el órgano completo, podría ser útil para estos pacientes”, añade. Medical Press
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