La directora de experiencia de usuario en Intel, Genevieve Bell, habla con el editor y redactor jefe de 'MIT Technology Review', Jason Pontin. |
Genevieve Bell de Intel considera que el concepto no refleja la inmensa cantidad de productos conectables a la red
POR RACHEL METZ TRADUCIDO POR LÍA MOYA
El internet de las cosas, un concepto que se refiere a la cantidad cada vez mayor de dispositivos conectados con internet, quizá debería llamarse el "internet de los objetos", según la antropóloga y directora de experiencia de usuario de Intel, Genevieve Bell.
En una conferencia en la Cumbre Digital de MIT Technology Review celebrada este lunes en San Francisco (EEUU), Bell afirmó que la palabra "cosas" sugiere muchas unidades de un mismo tipo. Por otra parte, la palabra "objetos" se refiere a una colección de cosas distintas, un cepillo de dientes y un semáforo, por ejemplo.
"Imaginar lo que significa conectarlo todo, desde estas dos cosas hasta las alcantarillas sugiere unas realidades prácticas muy distintas y unos propósitos distintos", afirmó.
Explicó que, por ejemplo, las ciudades del mundo son muy diferentes unas de otras y acogen a gente con culturas y necesidades muy diversas. Eso significa que hay muchas razones distintas por las que querrías conectar la infraestructura de una ciudad a internet. En una ciudad podría tener sentido tener sensores vigilando los parques, mientras que en otra podría resultar demasiado intrusivo y lo que podría tener sentido sería vigilar los tiburones en las aguas costeras.
Bell explicó que cuando trabaja con su equipo en Intel intentan tener en cuenta varias cosas sobre el mundo que no han cambiado en mucho tiempo: todos queremos formar parte de una familia y de una comunidad; usamos los objetos para hablar sobre quiénes somos, y a todos nos gusta mentir y tener secretos.
También intentan tener en cuenta las cosas que están en un flujo constante, como nuestras ideas sobre la privacidad y la confianza. Con el advenimiento del internet de las cosas, hay observadores que temen que una mayor cantidad de dispositivos conectados conduzca a una mayor intrusión en la vida privada.
Al preguntársele si cree que el nivel de ansiedad general sobre la tecnología es especialmente elevado ahora mismo, Bell destacó otros momentos de la historia en los que la gente estaba preocupada por la aparición de nuevas tecnologías, como a principios del siglo XX, con la generalización del uso de la electricidad. Ahora mismo, explicó, estamos en un punto en el que la gente lo que intenta es saber cuánta tecnología es demasiada y pueden decidir no llevar las tabletas al dormitorio, por ejemplo. Bell afirma que, en su opinión, no se trata tanto de rechazar la tecnología, sino de "reafirmar nuestra humanidad".
A pesar de la notable rapidez con la que se desarrollan el internet de las cosas, las nuevas interfaces, los servicios de salud en línea y otras tendencias tecnológicas, las empresas de tecnología a veces se olvidan de que los usuarios de estos servicios cambian con relativa lentitud. Con esa observación, la antropóloga asegura que una mejor apreciación de los deseos humanos fundamentales, como el deseo generalizado de querer ser parte de una comunidad que comparta nuestros valores, y el hecho de que nos "gusta guardar secretos y contar mentiras", haría que los tecnólogos se calmaran un poco y fueran más honestos acerca del potencial de las "ciudades inteligentes", los coches conectados y otras ideas de las que se habló durante la cumbre. (MIT)
Brian Bergstein ha contribuido a este artículo.
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