UNO DE CUATRO NO TIENEN CAUSA APARENTE
Un monitor cardiaco insertado en pacientes que han sufrido un infarto cerebral de causa desconocida mejora la detección de la fibrilación atrial, según un estudio que publica este viernes la revista The New England Journal of Medicine.
El estudio lo encabezó Tomasso Sanna, de la Universidad del Sagrado Corazón en Roma (Italia), e indica que muchos de los infartos cuya causa no se conoce pueden ser resultado de una irregularidad en el ritmo cardiaco.
En EE.UU. más de medio millón de personas sufren cada año un infarto isquémico, la forma más común de infarto que obstruye el flujo de sangre al cerebro, y al menos uno de cada cuatro de estos casos no tiene una causa aparente.
"Las normas actuales recomiendan una vigilancia con electrocardiograma por lo menos durante veinticuatro horas después de un infarto isquémico para descartar la fibrilación atrial", apuntó el artículo.
La fibrilación atrial es un trastorno del ritmo cardiaco cuando una de las cámaras del corazón desarrolla múltiples circuitos de reentrada que los tornan caóticos, causando la arritmia en la contracción del músculo del corazón.
Pero no se han establecido la duración y el tipo de vigilancia más efectivos, y la causa del infarto isquémico sigue siendo incierta, a pesar de una evaluación completa para diagnóstico, en 20 a 40 por ciento de los casos.
Después de un infarto los médicos habitualmente recetan un medicamento que haga más fluida la sangre como una dosis baja de aspirina diaria-, pero esto por sí mismo no evita otros infartos si el paciente sufre una fibrilación.
El equipo de Sanna llevó a cabo un estudio aleatorio de 441 pacientes para evaluar si la vigilancia de largo plazo con un monitor cardiaco insertable era más eficaz que el seguimiento convencional para la detección de la fibrilación.
A los pacientes mayores de cuarenta años de edad que no mostraban señales de fibrilación atrial durante al menos veinticuatro horas de vigilancia con el electrocardiograma se les sometió a una observación aleatoria dentro de los noventa días después del infarto.
"La meta principal era determinar el tiempo hasta la primera detección de fibrilación atrial, con una duración de al menos 30 segundos, dentro de seis meses", señala el artículo. Fuentes: EFE
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