El estudio incluyó a 76 niños de 7 a 9 años de edad, el periodo en que los rasgos y síntomas relacionados con la ansiedad se pueden detectar de forma fiable por primera vez, según los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
Los padres proveyeron información sobre los niveles de ansiedad de los pequeños, y los niños también se sometieron a IRM de la estructura y función de sus cerebros.
Los investigadores se enfocaron en un área del cerebro conocida como la amígdala, donde se encuentra el "centro del miedo" de una persona, y hallaron que los niños con unos niveles altos de ansiedad tenían una amígdala más grande que los niños con unos niveles bajos de ansiedad. Los investigadores anotaron que esa parte del cerebro tenía más conexiones a otras regiones cerebrales que tienen que ver con la atención, la percepción de la emoción y la regulación.
Los investigadores desarrollaron una forma de predecir los niveles de ansiedad de los niños según medidas con escáneres cerebrales del tamaño de la amígdala y de su nivel de conexión con otras áreas del cerebro, según el estudio, que aparece en la edición de junio de la revista Biological Psychiatry.
"Es un poco sorprendente que las alteraciones en la estructura y la conectividad de la amígdala fueran tan significativas en los niños con unos niveles más altos de ansiedad, dada la edad temprana de los niños y que sus niveles de ansiedad fueran demasiado bajos como para ser observados clínicamente", comentó en un comunicado de prensa de la revista el primer autor, el Dr. Shaozheng Qin.
El estudio representa un avance importante en la identificación de los niños pequeños en riesgo de trastornos de ansiedad, y mejora la comprensión sobre la forma en que la ansiedad se desarrolla en las personas, según Qin.
Aunque el estudio halló una asociación entre los niveles reportados de ansiedad y la estructura y conectividad de la amígdala en los niños, no probó causalidad. Fuente: MedlinePlus
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