lunes, 5 de agosto de 2013
Investigadores exploran el potencial del veneno de las hormigas rojas de fuego como un fungicida natural
Las hormigas rojas de fuego toman su nombre del dolor, semejante a una quemadura, de su picadura. Ahora parece que el mismo veneno que causa este dolor poderoso en realidad podría ser útil.
Estudios por científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) en Stoneville, Misisipí (EEUU), han demostrado que ciertos compuestos alcaloides en el veneno—llamados 'piperideines' y 'piperdines'—pueden impedir el crecimiento del patógeno Pythium ultimum que ataca los cultivos.
Utilizar los fungicidas químicos, retrasar las plantaciones y alternar los cultivos están entre los métodos ahora usados para controlar P. ultimum, el cual causa enfermedades que descomponen las semillas o las plántulas de los cultivos de hortalizas, cultivos cucurbitáceos, y cultivos hortícolas. A pesar de estos métodos, las enfermedades de pudrición todavía son un problema costoso, y los agricultores necesitan nuevos métodos de control, según Jian Chen, quien es entomólogo con el ARS. ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU.
Chen está investigando la aplicación potencial del veneno de la hormiga roja de fuego para manejar los patógenos que viven en el suelo, tales como P. ultimum, en colaboración con el microbiólogo Xixuan Jim del ARS y Shezeng Li del Instituto de Protección de Plantas en Baoding, China.
En sus estudios, realizados en la Unidad de Investigación del Control Biológico de Plagas mantenido por el ARS en Stoneville, los investigadores usaron técnicas sofisticadas de extracción para obtener cantidades purificadas de piperideine y piperidine de las glándulas de veneno de las hormigas rojas de fuego y las hormigas negras de fuego, las cuales se consideran como plagas invasoras y especies dominantes en más de 320 millones de acres en el sur de EE.UU. además de otros estados y Puerto Rico.
En pruebas con cajas de Petri, los investigadores expusieron la forma de P. ultimum llamada el micelio—filamentos unicelulares—a varias concentraciones de los alcaloides y observaron el efecto en el tamaño de la colonia del patógeno. También expusieron al veneno las estructuras del patógeno que forman esporas.
Los resultados, los cuales fueron publicados en la revista ''Pest Management Science", (Ciencia del Manejo de Plagas) en diciembre del 2010, incluyeron reducciones significativas en el crecimiento y la germinación del micelio del patojeo. Ambos alcaloides funcionaron bien y retuvieron su actividad contra P. ultimum por hasta 12 semanas cuando estaban almacenados a la temperatura ambiente. Además, más del 90 por ciento de las estructuras que forman esporas no las generaron cuando estaban expuestas a los alcaloides en concentraciones de 51,2 microgramos por microlitro.
Versiones sintéticas de los alcaloides, llamadas análogos, también han impedido el crecimiento de varios patógenos fúngicos que causan enfermedades en los seres humanos. (Fuente: ARS)
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