Los drones tienen muchos detractores. En Estados Unidos, por ejemplo, hay un debate por los asesinatos que les atribuyen: 2.551 personas, entre el 2004 y el 2011, en Irak y Afganistán, según la New American Foundation. Pero, a la vez, 70 países ya tienen escuadrones UAV (en inglés las siglas de vehículos aéreos no tripulados). Hay críticas por su uso policial –en Nueva York, por ejemplo– y por los minidrones recreativos, con los cuales civiles podrían violar la intimidad de otras personas. Pero la tendencia es imparable. El municipio de Tigre, en la Argentina, le compró 4 unidades a Holanda, de las que ya hay operativas 2. Ahora, Colombia ingresó a la nueva ola, con construcción propia de los aparatos.
La Universidad de San Buenaventura trabaja ahora en un nuevo proyecto: la construcción de un microvehículo no tripulado MAV, por sus siglas en ingles. Es una especie de helicóptero en miniatura, que despega en forma vertical y que tiene menor alcance. La Ciac, por su parte, trabaja en sistemas y consolas remotas para controlar nuevas aeronaves no tripuladas. (Foto El Tiempo)
por JORGE QUINTERO
BOGOTÁ (El Tiempo). Colombia se subió a la tendencia de los vehículos aéreos no tripulados (UAV, por su sigla en inglés), conocidos en todo el mundo como drones y criticados por algunos por su poder de destrucción. Mientras una pequeña flota de estas aeronaves –compradas a Israel– vigila las fronteras y refuerza la lucha contra la subversión, varios proyectos avanzan en una lenta carrera por lograr el primer dron de fabricación local.
Ya hay dos construidos, uno militar y otro civil, pero solo este último vuela. Se trata del Navigator X2, un UAV de 5 metros de envergadura, construido en fibra de carbono, que avanza a 85 kilómetros por hora y que cubre autónomamente una distancia equivalente al trayecto Bogotá-Medellín.
Fue construido por ingenieros aeroespaciales de la Universidad de San Buenaventura, de Bogotá, que lleva diez años trabajando en este proyecto, en el que se han invertido más de 1.000 millones de pesos colombianos (US$ 544.365).
El Navigator, que vuela a 4.300 metros sobre el nivel del mar (14.000 pies) y pesa 50 kilos, funciona con un sistema de navegación inercial, adquirido en Estados Unidos, que le permite programar una ruta, de manera que el aparato despegue, cumpla su misión y regrese sin asistencia. Transmite imágenes en tiempo real a una estación en tierra, siempre y cuando la distancia no supere los 30 kilómetros.
Rubén Salazar, ingeniero del Instituto Superior de la Aeronáutica y del Espacio (Isae), de Francia, y director de Ingeniería Aeronáutica de la San Buenaventura, explica que el Navigator X2 fue diseñado para usos civiles, como medición de parámetros atmosféricos, verificación de cultivos, trazado de autopistas y vigilancia.
“Este es el primer dron hecho en Colombia que está volando”, subraya Salazar, quien agrega que sus especificaciones técnicas fueron diseñadas para el clima y la topografía del país.
Pedro Jiménez, otro de los ingenieros de la San Buenaventura, aclara que la idea no es vender aviones, sino compartir conocimiento. “Después de probar que sí se puede hacer un dron que funcione, ahora pensamos en una alianza entre el Estado, la universidad y la empresa privada, para producirlos en serie”, dice.
El proyecto militar
No obstante, el Estado avanza en su propio proyecto de dron, el Iris UAV, encargado a la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana (Ciac). La Nación ha invertido más de 2.000 millones de pesos en una aeronave de 3,20 metros de envergadura, que superará al Navigator en techo de vuelo (15.000 pies) y en transmisión remota de fotos y video (100 kilómetros).
El general de la FAC Guillermo León León, nuevo gerente de la Ciac, cuenta que su prototipo está en fase de pruebas en tierra y que empezará las de vuelo en junio próximo. “Este es un proyecto mucho más ambicioso (que el de la San Buenaventura), que busca que el país tenga autonomía en la construcción de estas aeronaves, estratégicas en el mundo militar”, opina.
De hecho, no solo está pensado para labores de monitoreo, sino también para operaciones ofensivas, fumigación de cultivos ilícitos en zonas de alto riesgo y prevención de desastres.
Los nuevos desarrollos
La Universidad de San Buenaventura trabaja ahora en un nuevo proyecto: la construcción de un microvehículo no tripulado MAV, por sus siglas en ingles. Es una especie de helicóptero en miniatura, que despega en forma vertical y que tiene menor alcance. La Ciac, por su parte, trabaja en sistemas y consolas remotas para controlar nuevas aeronaves no tripuladas.
domingo, 21 de abril de 2013
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