Myriad Genetics es una compañía de biotecnología estadounidense que descubrió y aisló los genes responsables del cáncer de mama y cáncer de útero. Ahora patentó esos genes y se los reserva para investigaciones por 20 años.
(U24) - Una compañía de biotecnología estadunidense, Myriad Genetics, descubrió y aisló los genes BRCA 1 y BRCA 2 asociados con cáncer intrauterino y de seno. El problema comenzó cuando Myriad patentó el descubrimiento, agenciándose 20 años de uso monopólico de tal gen para investigación, diagnóstico y tratamiento. Como es de esperarse, las protestas han llegado por montones.
Dejar pasar un gesto de este tipo sentaría un precedente importante: ¿puede una compañía privada afirmar que legalmente posee la propiedad sobre un gen que está en el cuerpo de cada ser humano? ¿Hay mucha distancia de eso a tener que pagar por saber qué es lo que ocurre dentro de nuestros propios cuerpos? Los opositores incluyen grupos de avanzada médica, premios Nobel y pacientes que afirman su derecho a tener una segunda opinión.
Y nadie niega los beneficios de las patentes: permiten que la gente que inventa cosas pueda beneficiarse económicamente por un tiempo de su invención. El problema es que estamos hablando de naturaleza, es decir, de algo que está ahí disponible para todos. Aunque Einstein tardara muchos años en entender que E=mc2, eso no lo autoriza a patentar una ley de la naturaleza; lo mismo ocurrió cuando Jonas Salk inventó la vacuna de la polio: cuando se le preguntó si patentaría la fórmula respondió sabiamente, "No hay patente... ¿podría alguien patentar el sol?
Pero el presidente de Myriad no está de acuerdo. Con un nombre que recuerda a otro célebre mafioso, Mark Capone explica que el trabajo de Myriad es importante porque se trata de encontrar los 2 genes que de manera hereditaria provocan cáncer uterino y de seno en una selva de 20 mil genes. El abogado de la compañía, Gregory Castanias, explica con una imagen apropiada que esto fue tan increíblemente difícil como encontrar un grano de arena escondido en el Empire State.
Nadie niega el valor de la investigación de Myriad; sin embargo, los genes humanos son productos de la naturaleza, y el copyright genético pondría a la naturaleza en el mismo lugar que los productos manufacturados por el hombre. Christopher Hansen, uno de los abogados que se enfrenta a la compañía, explica: "Lo que Myriad hizo es tomar una parte del cuerpo y sacarla del cuerpo. No es diferente que sacar un hígado fuera del cuerpo. Sólo porque fuiste la primera persona en sacar un hígado del cuerpo no quiere decir que puedas patentar un hígado."
Castanias revira diciendo que lo que hizo Myriad "no es diferente que permitir la patente de un bat de beisbol o una reja de hierro como una nueva invención", aunque la materia prima para esos productos provenga de un árbol o una piedra. Pero el argumento sigue siendo tramposo. El profesor de leyes Rochelle Dreyfuss de la Universidad de Nueva York afirma que, por más trabajo y dinero que Myriad invirtiera, el gen ya estaba ahí cuando lo encontraron, no que fuera creado y menos inventado por ellos:
"La estructura del gen, los elementos constitutivos del gen, la significación del gen, dónde comienza el gen, dónde termina el gen, todas ellas son decisiones que la naturaleza hizo. Myriad sólo descubrió el hecho de que la naturaleza tomó esas decisiones."
Por otra parte, hacer pruebas para ver si las personas tienen los genes BRCA 1 y BRCA 2 y si, por lo tanto, son candidatos a cáncer uterino o de seno, cuestan US$ 3 mil. Pero algunos expertos afirman que la prueba en realidad no cuesta más de US$ 200. ¿Por qué esta diferencia tan importante de precio al paciente? Capone afirma que su compañía sólo está tratando de recuperar la inversión puesta, una inversión de millones de dólares para encontrar dos pequeñísimos genes. Como si se tratara de una esgrima ética, Hansen revira: "Una patente no es la recompensa por un esfuerzo. Una patente es la recompensa por un invento. Y Myriad no inventó nada. El gen existe en el cuerpo. Todo lo que Myriad hizo fue hallarlo."
Si bien la medicina no se hace gratis y las investigaciones tienen altísimos costos, el hecho de que una compañía privada patente una parte (así sea microscópica) del cuerpo humano o de la naturaleza, hace que uno se pregunte sobre la ética detrás de la medicina moderna, y de las consecuencias que un precedente como este podría tener en futuras investigaciones. En lo que todos los involucrados están de acuerdo es en que este tipo de investigaciones permitirán avanzar hacia un nuevo nivel en la medicina y la ciencia, permitiendo en un futuro próximo diagnósticos personalizados según las pequeñas diferencias genéticas entre poblaciones y personas individuales. El futuro de este caso, sea cual sea su resultado, será histórico.
Después de todo, si se permite el juego de palabras, no hay genética sin ética.
miércoles, 24 de abril de 2013
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