
En los últimos cinco años (2004-2008), el consumo de ansiolíticos en siete centros de salud cabecera (Capital, Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras, Luján, San Martín y San Rafael) aumentó 500 por ciento y el de antidepresivos subió, en el mismo período en esos lugares, entre 150 y 200 por ciento.
El dato surge del proyecto de investigación “Utilización de Psicofármacos en Mendoza” que realizan los miembros del Área de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), integrado por Eduardo Rodríguez Echandía, Lucía Kaiser y Cecilia Rodríguez.
Desde Salud Mental y desde la Dirección de Farmacología entienden que el número puede resultar “llamativo”, pero destacan que “aumentó la cantidad de personas que necesitaron asistencia farmacológica”.
También analizaron el consumo de ansiolíticos y psicofármacos en los hospitales neuropsiquiátricos de la provincia entre 2004 y 2008. Allí también aumentó en esos años. El incremento de ansiolíticos fue de 32 por ciento y el de antidepresivos de 95 por ciento.
En el informe se publican además los resultados del monitoreo que realizaron en cuatro obras sociales, que asisten a unas 50 mil personas, y sorprende que los datos marquen una disminución del consumo de ansiolíticos de 21 por ciento entre 2004 y 2008, comparando con el período comprendido entre 1999 y 2003.
“El consumo baja en las obras sociales y sube en los centros de salud porque a éstos últimos asiste más gente debido a que se los dan gratis y no tienen obra”, explicó Rodríguez Echandía.
Causas
Los profesionales que elaboraron el informe afirman que las causas por las que se recetan más psicofármacos son bien conocidas: “Hay más estrés, gente sin trabajo, personas que trabajan en negro y otros que tienen trabajo, pero no están bien allí o no ganan lo suficiente”, indicó Lucía Kaiser.
Cecilia Rodríguez aporta otro motivo: “La medicalización ha ido en aumento de la mano del mercado, subió la oferta y aumentó la demanda. Se creó una cultura del psicofármaco en los pacientes y presionan al médico sobre alguna marca. Esto no es bueno y tienen que saber que en toda medicación hay un efecto sugestivo fuerte”.
Eduardo Rodríguez Echandía destaca también que la vida actual genera ansiedad porque “la gente no tiene paciencia, no quiere esperar para sanarse. Todos buscan con una pastilla sentirse mejor en el menor tiempo posible”. Una visión similar tiene Alberto Navarro, director de Salud Mental: “Hay una cultura de la inmediatez que influye para que la gente esté ansiosa y pierda su capacidad de tolerancia”.
El paciente demanda remedios
Los profesionales que realizaron el informe entienden que otro factor que influye es la prescripción de ansiolíticos por parte de los médicos clínicos que son los que más los recetan, afirman los profesionales. Este diagnóstico es compartido por Navarro, y por el director de Farmacología, Carlos Manassero, quienes consideran que los clínicos son los que más prescriben ansiolíticos y aseguran que es cierto que el paciente demanda estos remedios.
Kaiser agregó sobre este punto que “hay tendencia a la medicalización, el paciente sale frustrado y duda del médico si no le ha dado una receta contundente. El paciente demanda remedios”.
Desde el Círculo Médico de Mendoza, el secretario gremial, Luis Mackern, indicó sobre este punto: “El aumento no se debe a mayor prescripción ni a que se recete sin saber si la persona necesita psicofármacos o no. El incremento se da por los problemas socioeconómicos que la gente tiene debido a que les generan ansiedad y angustia, y por eso se le da esa medicación”.
Navarro explicó que desde el Comité de uso racional del consumo de psicofármacos están capacitando a los médicos y “elaboramos guías de tratamiento para que sepan cómo tratar a la gente con ansiedad o depresión. Buscamos así que sepan cuándo tienen que recetar un ansiolítico y cuándo no”.
En Alemania realizan la semana del uso consciente de psicofármacos. En ese contexto llevan a cabo exposiciones de teatro, espectáculos con títeres y exposiciones para que la gente no abuse de los psicofármacos. “Con esas actividades lograron bajar el consumo”, sentenció Rodríguez Echandía.
Gastón Bustelo – gbustelo@losandes.com.ar
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