
Este relato fue contado por su notable protagonista en un reportaje radial hace más de 20 años: ese hombre había hecho una huerta en su casa de campo, a orillas de un camino escasamente transitado.
Pero no estamos hablando de un hortelano más: era médico rural. Tampoco era un médico rural más: se llamaba René Favaloro; sí, el mismo que con el paso de los años revolucionaría la cirugía cardiovascular creando la técnica del bay pass; aquél hombre íntegro y humilde que gestaría una Fundación para ayudar a millones de personas, -aún a costa de su propia vida.
Volvamos al relato... El Dr. Favaloro contaba que, como nieto de hortelano, había sabido hacer rendir la tierra: verduras, hortalizas, y también deliciosas frutas asomaban entre la fronda, pues su abuelo le había enseñado el secreto de los injertos entre distintas plantas (¡conocimientos que luego salvarían corazones!). Mas la huerta tenía un problema: la parte que daba hacia el camino siempre terminaba depredada; quienes pasaban por allí, sigilosamente rapiñaban cuanto podían.
Don René contaba que se planteó este problema: ¿debía dejar perros sueltos para que no robaran? ¿Poner un cerco más alto? ¿O quizás alambre de púa para impedir el acceso? Buscó dentro de sí la decisión justa. Y entonces, su sentido común se unió a su compasión, recordándole algo esencial: quienes transitaban por ese camino, sin excepción, era gente pobre.
Entonces halló la solución: simplemente dividió el huerto en dos, con un alambre tejido, dejando una parte de todo lo cosechable hacia lado de su casa, y otra generosa porción del lado del camino. Pero allí, en ese nuevo límite interno, colocó junto al alambrado un cartel que decía: "POR FAVOR: ROBAR SOLAMENTE HASTA AQUÍ".
Don René terminó la historia con esta frase: "Nunca nadie se excedió de ese límite."
Esta historia nos regala algo valioso: no sólo un ejemplo el ejercicio inteligente de la COMPASIÓN, sin quedarse atrapado en la avaricia de "lo MÍO". Nos recuerda también la importancia de PONER LÍMITES DIGNOS, respondiendo a un imperativo moral: CUIDAR DE SÍ.
Tenerse en cuenta a sí mismo en un sentido no-egoísta es tan vital como tener en cuenta al otro.
De lo contrario, es muy fácil que propiciemos situaciones de ABUSO, con lo cual, sin advertirlo, nos volvemos SOCIOS DEL ABUSADOR. SER PARA EL OTRO ES NECESARIO.
Pero SER PARA SÍ ES INDISPENSABLE, pues sólo siendo para sí se puede CONSERVAR LA INTEGRIDAD.
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