
Durante las jornadas se buscará educar y concientizar a la población acerca de esta enfermedad, y también se podrá visitar un “colon gigante” de 30 metros que, ubicado en Plaza San Martín de Capital Federal entre las 11 y 18, estará disponible para recorrerlo junto a especialistas. Esta campaña, que cuenta con el auspicio de la “American Cancer Society”, la Sociedad Argentina de Coloproctología y la Sociedad Argentina de Gastroenterología, constituye una iniciativa destacada e innovadora, abierta a toda la población general que quiera conocer el tema y recibir información de interés.
Para María Inés Ucke, Presidenta de LALCEC, “esta iniciativa, a través de una acción de alto impacto, no sólo evidencia nuestro compromiso con la educación de la población ante estas enfermedades, sino que constituye una actividad sumamente destacada para acercar el mensaje preventivo y de concientización sobre los cuidados necesarios”.
¿Qué es el cánce de colon?
El cáncer colorrectal es un tumor maligno que puede originarse tanto en el colon como en el recto, los dos sectores en que se divide el intestino grueso, última parte del aparato digestivo. Ambos juegan un papel muy importante en la absorción de agua y la excreción de los elementos que el cuerpo no necesita. El funcionamiento incorrecto, causado por alguna enfermedad, puede generar síntomas como la diarrea o, por el contrario, la constipación, entre otros padecimientos. Una alimentación saludable, baja en hidratos de carbono (harinas, dulces) y alta en fibras y agua, ayuda a su función.
Las personas que tienen un mayor riesgo de padecer este tipo de cáncer son: aquellas con antecedentes personales o familiares de la enfermedad o de pólipos colorrectales; aquellas con antecedentes personales de enfermedades inflamatorias del intestino, como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn; quienes fuman o beben alcohol en exceso, tienen sobrepeso o llevan una vida sedentaria sin ningún tipo de actividad física.
Pero no sólo las personas que tienen factores de riesgo pueden tener un cáncer de colon o recto. El 90% de los casos de cáncer colorrectal se diagnostica en personas mayores de 50 años y el 75% en aquellas sin factores de riesgo conocido. Esta enfermedad afecta a hombres y mujeres por igual y la década de mayor incidencia se ubica entre los 65 y los 75 años.
Entre los principales síntomas se encuentran: sangrado con la evacuación por vía anal, cambios en la forma habitual de evacuar el intestino, dolores abdominales o rectales frecuentes, anemia y pérdida de peso. Cabe aclarar que estos síntomas no son específicos del cáncer colorrectal, ya que pueden ser producidos por otras enfermedades, y es precisamente por ello que debe consultarse a un especialista para realizar los estudios necesarios para un diagnóstico correcto.
Es importante destacar que el cáncer colorrectal también puede desarrollarse de forma asintomática. Tanto los pólipos precursores del cáncer colorrectal como los cánceres colorrectales tempranos (cuando la enfermedad se encuentra en su etapa inicial) pueden desarrollarse sin dar síntomas.
En cuanto al tratamiento, la cirugía es la principal opción, pero esa decisión queda en manos del especialista. Cuanto más localizada se encuentre la enfermedad mayor es la posibilidad de tratamientos quirúrgicos conservadores, cirugía laparoscópica, etc. Además, puede complementarse con la administración de drogas específicas para tratar el cáncer por vía endovenosa u oral (quimioterapia) y con la aplicación de rayos (radioterapia).
Prevención primaria
Entre algunas de las medidas recomendadas están las siguientes:
*Llevar una dieta rica en fibras, especialmente vegetales y frutas varias veces por día.
*Disminuir la ingesta de carnes rojas y grasas de origen animal
*Limitar las calorías de la dieta y mantener el peso corporal adecuado.
*Realizar ejercicio físico de forma regular (30 minutos por día o varias veces por semana).
*Evitar el tabaco.
*Disminuir la ingesta de bebidas alcohólicas.
El cáncer colorrectal es uno de los tumores de mayor incidencia y mortalidad. Los estudios disponibles en la actualidad demuestran que la prevención primaria, modificando los factores de riesgo de la dieta y del estilo de vida, así como la realización de estudios preventivos, permitiría reducir la incidencia y la mortalidad de la enfermedad en forma similar a la prevención secundaria.
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